NoticiaPeregrinaciones Un malagueño, entre los primeros en volver a Tierra Santa desde el inicio del conflicto Publicado: 26/03/2024: 14436 Primer peregrino Juan Carlos Luque es padre de tres hijos, profesor y coach en la Federación Española de Fútbol (RFEF), así como para familias que atraviesan dificultad o para personas privadas de libertad a través de un programa entre Instituciones Penitenciarias y la RFEF. Es supernumerario del Opus Dei, pertenece a Emaús y es feligrés de la parroquia de San Fernando. Acaba de regresar de la primera peregrinación a Tierra Santa que se ha realizado desde que comenzó el conflicto. «Ahora cada vez que voy a Misa y escucho el Evangelio, le pongo olor y color a la vida de Jesús» Juan Carlos Luque ha formado parte de un fan trip, un viaje de patrocinio, a Tierra Santa, del 4 al 11 de marzo, en una peregrinación de Haya Peregrinaciones. Junto a él ha participado otro malagueño, Fran Oliva, seis sacerdotes y seis seglares más. Entre los presbíteros se encuentran el vicario episcopal de Santander, Ricardo Alvarado, y el vicario general de la misma diócesis, Álvaro Asensio. El objetivo era «decir a viva voz que no pasa nada, que se puede volver otra vez a Tierra Santa de peregrinación. Todo estaba muy tranquilo, por las calles te iba parando la gente, pidiendo que por favor, dijéramos que allí no pasa absolutamente nada. Y es que hemos recorrido todos los Lugares Santos y en ningún momento hemos visto ningún signo de que pudiese haber una guerra cerca. El último día, se personó la Secretaria de Estado de Israel y el Ministerio de Turismo, y nos nombró a los catorce "Embajadores de Turismo de Buena Voluntad para Israel"», cuenta Juan Carlos. Para este católico cordobés afincado en Málaga, ha supuesto cumplir un anhelo profundo: «Yo llevaba 35 años queriendo ir, pero sin lograrlo. Cuando me propusieron esta peregrinación, dije inmediatamente que sí, sin pensar si había guerra o no. Cuando el Señor te llama de alguna manera, hay que acudir; el problema es que muchas veces no escuchamos las señales». La experiencia ha sido inolvidable: «Cuando esto lo vives de esta manera, es decir, con Misa diaria, con el acompañamiento de seis sacerdotes para ocho personas, solos en muchos de los lugares que visitábamos, sin tiempo, sin ningún otro extranjero alrededor... Era casi un regalo del Señor». Esto ha cambiado su vivencia de la fe. «Ahora cada vez que voy a Misa y escucho el Evangelio, le pongo olor y color a la vida de Jesús. Siempre he dicho que para querer algo en la vida tienes que conocerlo. Uno vive mejor la fe cuanto más conoce a Jesús y cuanto más conoce la entrega y la generosidad de la Virgen María y de San José, al confiar en lo que un ángel le dijo». Durante el viaje, han podido visitar los principales lugares de Tierra Santa. «desde donde nació el Niño Jesús hasta el Santo Sepulcro. Hemos visitado Nazaret, Caná de Galilea, hemos entrado en Palestina y estado en Jericó y en Belén. Hemos visitado absolutamente todo y hemos tenido todo el tiempo del mundo para hacer meditaciones y oración en grupo y de forma individual. Tuvimos la oportunidad de orar en el Monte de las Bienaventuranzas. Estando en el mismo monte, solos, viendo el Mar de Galilea, te transportas automáticamente a dos mil años atrás, y ahora cuando lees el Evangelio, vas a Misa y se habla de esos lugares donde el Señor anduvo, te das cuenta de lo que eso significa. Verlo todo con esa naturalidad y a la vez sobrenaturalidad para mí ha sido un impacto impresionante. Cuando todas estas cosas las vives y sabes que tienes todos los privilegios del mundo y pese a eso, muchas veces no estamos cerca del Señor… hay que vivir esa entrega de un cristiano de verdad, creyendo que somos hijos de Dios y que tenemos una misión: la de mejorar nuestra sociedad a través de una serie de valores que nos inculcó el Señor; amarnos unos a otros como Él nos amó», afirma.