Una donación que realizó siguiendo los deseos de su hijo Enrique Simonet Lombardo quien, pensionado en Italia, quiso ofrecer a la Catedral la primera obra que había realizado en Roma. Esta composición aúna el relato de los Hechos de los Apóstoles con la leyenda que rememora la abadía romana de Tre Fontane, lugar del martirio del santo, que cuenta cómo al rebotar entre resplandores su testa por el suelo, brotaron tres manantiales.

Simonet plasma el momento teniendo como testigos a un grupo de senadores que asisten al prodigio, vislumbrándose también la masa del pueblo, cuyas figuras se confunden en un horizonte borrascoso. Añadiremos, de paso, que la Catedral cuenta con una reliquia autentificada del cuerpo de san Pablo que regaló al Cabildo en 1784 el conde de Torre del Fresno y que estuvo expuesta en el presbiterio durante todo el Año Paulino, que abarcó desde junio de 2008 a junio de 2009.

Alberto Palomo