No obstante, el santo de Asís le encomendó aplicarse «sobre todo a la práctica de la humildad». Peregrino siguió a rajatabla la encomienda de Francisco durante toda su vida, buscando siempre los trabajos más humildes y escondidos.

Haciendo honor a su nombre, peregrinó a Tierra Santa con la (entonces admirable) esperanza de ser martirizado por los musulmanes, pero se encontró con que los seguidores del islam eran respetuosos con los peregrinos. En su caso, no solo eso, sino que fueron muchos los que lo admiraban y quienes veían en él a un hombre santo por su devoción y humildad. De regreso a su país, siguió tratando de destacar lo menos posible sin conseguirlo hasta que el Señor lo llamó a su presencia en 1233.

Miles de cristianos siguen peregrinando hoy en día a Tierra Santa. Recientemente la han visitado desde la cofradía de la Soledad de Vélez Málaga y, en los próximos meses, tienen previsto peregrinar las parroquias de San Fernando y Los Boliches y el arciprestazgo de Ronda. Más información en savitur.com.