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Parroquias hasta la bandera

Lleno en la iglesia de Los Boliches durante una de las siete eucaristías del fin de semana
Publicado: 02/08/2019: 14589

Las parroquias de las zonas turísticas se desviven por atender la alta afluencia de fieles durante los meses de verano. El territorio que cubre la parroquia de Los Boliches, por ejemplo, con 32.000 habitantes censados durante el curso, cuadruplica su población en estos días. ¿Cómo se organiza la labor pastoral?

Virgen del Carmen y Santa Fe de Los Boliches es una de las cuatro parroquias de Fuengirola. Sus límites parroquiales acogen, no obstante, a casi la mitad de los habitantes censados en la localidad, concretamente a unos 32.000 «con lo cual –señala su párroco, Manuel Jiménez– es una parroquia con mucha carga pastoral a lo largo de todo el curso. Pero además sucede que, en verano, esta población se cuadriplica, porque es la zona donde hay más playa y donde hay más viviendas de gente que tiene aquí su segunda residencia, sobre todo personas que vienen de Córdoba, Jaén, Sevilla, Madrid...».

Más bautizos, bodas y entierros

En opinión del párroco de Los Boliches, «las parroquias de la Costa del Sol tenemos dos momentos de trabajo fuerte al año. Uno sería el curso pastoral, de septiembre a junio, en el cual tenemos las catequesis de iniciación cristiana, los grupos de formación, todo lo que habitualmente hay en una parroquia; y cuando llega julio, se reduce el número de reuniones pero aumenta el número de sacramentos. Ahora hay más bautizos, más bodas... y también más funerales –porque el calor hace que las personas mayores sufran más en este tiempo–. Pero sobretodo hay muchísima gente que tiene aquí su segunda residencia y que acude habitualmente a la Iglesia. Muchos de ellos piden confesión, aumenta muchísimo el tema de acompañamientos o simplemente de personas que quieren que los recibas y tener un rato de charla con ellos. También aumenta el número de celebraciones de la Eucaristía. Pasamos de tener el fin de semana cinco eucaristías a siete. Normalmente, además, las celebro yo todas, por lo que la gente que viene de un año a otro ya conoce al párroco y eso genera que se acerquen con más facilidad y que ya tengamos una relación de año tras año. A esto hay que sumarle las actividades que continúan igual todo el curso, como por ejemplo Cáritas, que nunca cierra, perseverancia con los jóvenes, los grupos de oración o ANFE, que tampoco deja de hacer la adoración al Santísimo todos los jueves».

Para Jiménez, hablar de vacaciones en esta época es una quimera: «¿Descanso? No sé qué es eso –afirma–. Cuando uno viene a la costa asume la dinámica y en vez de tener un mes de vacaciones, intenta tener momentos de descanso a lo largo de todo el año, cuando es posible. En mi caso en concreto voy a tener dos momentos que son también compartidos con la parroquia. Por un lado, nos hemos ido una semana a hacer el Camino de Santiago, que para mí ha sido un momento de desconexión de la dinámica habitual de la parroquia; y el otro será a final de agosto en el que, con otro grupo de la parroquia, nos vamos a Israel».

Este tiempo de trabajo extra, no obstante, es una “carga ligera” para el párroco: «es muchísimo trabajo pero bueno, para eso nos hemos metido a cura, para servir a la gente y olvidarnos un poco de nosotros mismos. El Señor ya nos recompensará. A mí ya me recompensa teniendo la comunidad parroquial que tengo, que es como mi familia, y además teniendo al lado la playa, ¿dónde mejor voy a estar en verano? A las 13.30 horas, cuando salgo del despacho, me voy a pegarme un bañito todos los días... Si puedo».

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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