Soy Irene Sánchez Frías, alumna de tercero de Derecho en la Universidad de Málaga, y tengo veinte años. Vengo a contaros en éstas líneas el inicio de un proyecto, el cual también puede ser una invitación, pero lo que al final resulte ser es decisión vuestra y nunca mía.

Ese proyecto del que os estoy hablando se basa en varios jóvenes que se encuentran con la intención de pasárselo bien, conocer más gente y crecer como personas. Todo ello basado en un vínculo, una meta y un sentido: acercarnos más a Dios a través del contacto con otros jóvenes.

Me alegra decir que a veces la vida te regala cosas, y para mí, el último regalo ha sido la oportunidad de formar parte de un inicio. El inicio del grupo de jóvenes de la parroquia San Fernando, situada en el barrio del Cónsul (junto a Teatinos). Digo “inicio” porque lo que realmente somos, en la actualidad y para ser sinceros, es un grupo de universitarios que se reúnen para ir a misa y tomar tapas. Bueno, excepto el otro día, que entre la misa y las tapas disfrutamos de un ratito de oración, y en el cual no estuvimos sólo estudiantes, sino también algunos docentes de la propia universidad. A éstos últimos, y también a los sacerdotes de la parroquia, no podemos sino darles las gracias por la enorme acogida que nos han dado a todos.

Me pongo a pensar y creo que no somos enteramente conscientes de lo que estamos emprendiendo. Hace poco me decían: “Irene, todos los que se enteran de que se está formando un grupo nuevo se emocionan, porque no todos los días pasa esto en la diócesis”. Ayer nos hablaron de la Pastoral Universitaria –la cual existe, pero no lo sabíamos- y de la importancia que tiene no sentir que debemos escondernos.

Muchos estudiantes lo hemos vivido. Yo estudié en un colegio católico, y allí era normal hablar de religión. Cuando entré en la universidad, no sabía si decir que soy cristiana, o que doy catequesis a niños de Comunión. ¿Qué pensarían? Un día superé la vergüenza y lo dije estando en la cafetería de la facultad. ¿Y sabéis que pasó? Absolutamente nada. Incluso a menudo se ríen conmigo cuando les cuento los chistes o las preguntas que me hacen los niños.

Termino diciendo lo evidente: si eres joven, y te gustaría tener un grupo con el que ir a encuentros de juventud, y tienes cierta inquietud por retomar, descubrir la fe o compartirla con otros de tu edad…. Tan sólo ven a la parroquia, pregunta y conócenos.

Te recibimos con los brazos abiertos.