La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que cada año se celebra del 18 al 25 de enero, nos vuelve a congregar a todas las Iglesias cristianas presentes en nuestra diócesis para orar juntos pidiendo a Dios el don de la comunión real y efectiva entre todos los bautizados.

A lo largo de estos días, en los que se realizarán oraciones significativas en distintos lugares de la diócesis, podremos experimentar nuevamente la riqueza de unirnos en la escucha de una misma Palabra de Dios, elevar nuestros corazones en alabanza a Dios, enriquecernos con el don de la vida de los otros y sentir la fuerza del Espíritu que desata las cadenas de la incomprensión y los prejuicios. Por eso es importante que participemos, tanto laicos como sacerdotes, en las celebraciones que se realicen en nuestros arciprestazgos, dando así un testimonio de unidad en un mundo en el que – por desgracia – ya existen demasiadas divisiones.

Con el esfuerzo y la implicación de todos estamos consiguiendo que el ecumenismo sea una preocupación constante en la vida ordinaria de nuestra Iglesia: en el ámbito de la formación, de la pastoral, de la liturgia, de la caridad, etc. Por eso, esta Semana de Oración por la Unidad es expresión del trabajo y el esfuerzo que se viene haciendo a lo largo todo el año.

Las Iglesias del Caribe, que han preparado los materiales para la reflexión y oración de este año, nos presentan el lema “Fue tu diestra quien lo hizo, Señor” (Ex 15,6). Esta región ha sufrido la explotación colonial y la esclavitud a lo largo de 500 años de historia. Hoy en día los cristianos pertenecientes a distintas tradiciones afirman juntos que el mismo Dios que sacó de la esclavitud de Egipto a los israelitas es el que los ha liberado y les ha hecho caminar en esperanza.

Con el deseo de mostrar unidos el motivo de nuestra liberación y esperanza a nuestros contemporáneos, nos disponemos a celebrar esta Semana de Oración por la Unidad. Juntos haremos mucho más eficaz y fructífera esta misión.

La tarea sigue siendo apasionante y la responsabilidad es de todos los cristianos: sacerdotes, catequistas, miembros de Cáritas, profesores, agentes de pastoral de la salud, etc. Cada uno desde su ámbito ha de colaborar con el movimiento ecuménico dándolo a conocer, pero sobre todo enseñando a pensar, sentir y actuar de “forma ecuménica”.