NoticiaReligiosos La huella de Santo Domingo en Málaga Iglesia de Santo Domingo, de Málaga Publicado: 30/11/2015: 12769 CARTA ABIERTA. Francisco José Rodríguez Marín, profesor del Departamento de Historia de Arte de la Universidad de Málaga. Santo Domingo de Guzmán fundó la orden dominica en 1216 –ya han comenzado los actos por su VIII Centenario– con el cometido de convertir a los herejes mediante la predicación, por lo que también se conoce a su orden como “Predicadores”. Quizás por este motivo los Reyes Católicos confiaron a franciscanos y dominicos las primeras fundaciones conventuales en las ciudades conquistadas, para recristianizar a la población. El convento masculino de Málaga recibió las primeras donaciones de los reyes en 1489, pero muchos toman como fecha fundacional 1494, que es cuando llegó el primer prior. El periodo durante el que fue prior quien más tarde sería obispo de Málaga, fray Alonso de Santo Tomás, puede considerarse de esplendor. El edificio –que también fue noviciado- experimentó numerosas mejoras y la realización de importantes obras de arte y culto, como el crucificado de Pedro de Mena para la sala de oración De Profundis. La vida monástica se mantuvo hasta la desamortización eclesiástica de 1836, destinándose el edificio a diversos usos industriales y casa de vecinos. Demolido en los años noventa, sobre su solar se levanta en la actualidad el Conservatorio de Danza. La iglesia, sin embargo, permaneció abierta al culto como parroquia. También contó Málaga con presencia dominica femenina con dos conventos de monjas. El primero, denominado de San Miguel Arcángel (popularmente, El Ángel), tuvo su origen en 1625, fundado por unas beatas dominicas. Tuvo varios emplazamientos y traslados hasta ubicarse finalmente entre las calles Granada y la actual Plaza de Mitjana. Allí permaneció hasta la desamortización de 1873, trasladándose después al barrio del Molinillo, entre las calles San Bartolomé y Duque de Rivas. El incendio de 1931 supuso el fin de esta comunidad. El segundo convento de monjas, la Aurora y Divina Providencia, fue conocido popularmente como de las Catalinas. Fue fundado en 1728 por terciarias dominicas en la perchelera calle La Puente, donde aún se conserva un camarín barroco con bellos versos dedicados a la Virgen. La donación de un solar permitió a la comunidad trasladarse en 1787 a la calle Andrés Pérez, donde levantó un nuevo convento con una bella iglesia, en cuya construcción participó el maestro Aldehuela. Los tiempos actuales, poco propicios a la vida contemplativa, obligó a su cierre en 2006, trasladándose la última monja y algunas novicias hasta Antequera. Allí, en el convento de Santa Catalina de Siena, se mantiene la presencia dominica malagueña en un hermoso edificio con iglesia dieciochesca que alberga destacadas obras de arte. Sin embargo, no podríamos olvidar que la devoción a la Virgen del Rosario y a este rezo, arraigados en toda la provincia, nos recuerdan la presencia dominica en Málaga durante más de 500 años.