Lolo camina hacia la canonización. Lo hace con la fuerza de su palabra. Viva, atrayente y eficaz. Impresa en cientos de artículos que le valieron, ya en 1971, el premio Bravo. Su obra apostólica aún sigue viva. Ardiente evangelizador , impulsó iniciativas que acercaron el corazón de Cristo a propios y extraños. Lúcido enfermo, supo transmitir la pasión por el Evangelio. Ejemplar contemplativo contagió un Evangelio vivo con pies de periodista. 

¿Será algún día el patrón de los comunicadores de España? Manuel Lozano es el primer periodista seglar elevado a los altares. A pesar de acabar sus días ciego y sin poder levantarse de una silla de ruedas, llenó su vida de una desconcertante alegría. Esa de la que nos dice el papa Francisco que debemos ser mensajeros. A eso están llamados los comunicadores de hoy: a ser profetas de la auténtica alegría. La que nace de la Buena Noticia. La que ofrece la verdad auténtica, luminosa y atractiva cada día.