DiócesisHomilías Confirmaciones (Capilla Nª Sª de Lourdes-El Valdés-Moclinejo) Publicado: 18/04/2015: 400 Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en las confirmaciones celebradas en la capilla Nª Sª de Lourdes, en El Valdés, Moclinejo, el 18 de abril de 2015. CONFIRMACIONES EN LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES (El Valdés-Moclinejo, 18 abril 2015) Lecturas: Hch 2, 1-6.14. 22-23.32-33; Sal 32; Jn 6, 16-21. 1.- Hoy es un día de fiesta para esta comunidad cristiana de El Valdés. Me alegra volver aquí con vosotros, pues hace no mucho estuve con motivo de la visita al Colegio. Hoy os visito para la renovación de esta comunidad, porque la confirmación va a renovar la comunidad cristiana. Es una donación del Espíritu. De estos días de tiempo pascual, estamos en la segunda semana de Pascua, aún nos quedan hasta siete semanas. La Iglesia, que es muy sabia, nos pone mucho tiempo para que celebremos las fiestas importantes con calma. ¿Cuántos días tiene un año? (Responden los niños: “365”), pues, de esos 365, prácticamente cien, es decir, casi un tercio, están en torno a la Pascua. Y todo el resto del tiempo litúrgico está mirando a la Pascua. El año litúrgico, desde que empieza en el mes de noviembre con el primer Domingo de Adviento, después de Cristo Rey, ya mira a la Pascua. El nacimiento del Señor mira a la Pascua. Hemos tenido la Cuaresma cuarenta días antes de Pascua, días de penitencia y preparación para la Semana Santa y la Pascua. Y ahora nos quedan otros cincuenta días para disfrutar de la Pascua. 2.- En estos días pascuales el Señor nos permite escuchar lo que hacían los Apóstoles y los primeros discípulos. ¿Qué pasaba? ¿Qué hacía la primera comunidad? Cuando murió Jesús, ¿dónde se pusieron los Apóstoles? ¿Qué hicieron? ¿Salieron corriendo a la calle o, más bien, se quedaron encerrados en casa por miedo? (Responden: “se quedaron encerrados por miedo”). Y cuando el Espíritu Santo se les regala, cuando viene el Espíritu Santo, esas personas miedosas, temerosas por los judíos y los romanos que les encarcelarán o les azotarán, ¿cuál es el cambio que se opera en ellos? (Responden: “salen”). Salen, en vez de quedarse en casa encerrados por miedo, abren las puertas, abren los balcones y empiezan a hablar al pueblo. Ellos anuncian unas verdades fundamentales con frases muy cortas. Lo que llamamos el anuncio del kerigma. En resumen, primera frase: “Jesús ha muerto en la cruz por nuestros pecados” (cf. Hch 2, 23). Segunda verdad: “Ese Jesús ha resucitado del sepulcro y está vivo, nosotros lo hemos visto, lo hemos experimentado” (cf. Hch 2, 24). Tercera verdad: “De la muerte y de la resurrección de Jesucristo nosotros somos testigos” (cf. Hch 2, 32). 3.- Han pasado casi dos mil años y los cristianos de ahora hacemos lo mismo que hicieron los Apóstoles. Vais a recibir el Espíritu Santo para ser testigos de Cristo. Pero, ¿una persona puede ser testigo en un juicio cuando le llaman a testificar si no ha visto ni ha oído nada? Ese testimonio, ¿valdría ante el juez? (Responden: “no”). ¿Uno puede ser testigo de algo que no vive? (Responden: “no”). ¿Cómo podéis ser testigos vosotros de que Cristo está vivo? (Responden: “por la fe, creyendo en Jesús y amándole”). Nosotros no hemos sido testigos oculares de lo que ocurrió entonces, pero nos lo han transmitido los testigos oculares. Y esa es una cadena que va pasando y vamos narrando lo que ocurrió. Es cierto que Cristo murió, eso está demostrado históricamente, bajo tal emperador, bajo tal rey, en Judea. Cristo murió en la cruz y hay testigos que lo vieron. Esos mismos testigos experimentaron que Cristo estaba vivo y les dio la fuerza de ser testigos, porque recibieron la fuerza del Espíritu. 4.- Los confirmandos vais a recibir la misma fuerza que recibieron los Apóstoles en Pentecostés. Hoy, en este templo del Valdés, va a ocurrir como en aquella casa, en aquel cenáculo de Jerusalén, donde estaban reunidos los Apóstoles y el Espíritu Santo penetró en sus corazones, en sus mentes, les iluminó y les dio fuerzas para salir. Ahora imaginad que estamos en el Cenáculo y que las puertas están cerradas. Aquí va a venir el Espíritu Santo, se va a posar sobre vosotros, va a penetrar, va a inhabitar, a habitar dentro, y saldréis de aquí transformados, con la misma fuerza con la que salieron transformados los Apóstoles. Aquí va a ocurrir un milagro, una cosa maravillosa. Y a partir de ahora, va a ver una veintena larga de testigos que, en la casa, en la calle, en el trabajo, entre los amigos..., van a dar testimonio de Jesús resucitado. Para esta tarea se os va a regalar la fuerza, no vais a poner nada, más que recibir el regalo. 5.- La confirmación no es tanto lo que "yo hago", "yo prometo", "yo digo"; el actor principal no soy “yo". En la confirmación recibiremos como regalo el don del Espíritu Santo, que ya recibimos en nuestro bautismo. Y este regalo lo vais a recibir en la medida en que os vaciéis por dentro. Si ahora hubiera aquí una fuente, un manantial de agua, y estuviéramos todos muy sedientos por estar un día sin beber, llegaríais, empezando por los más pequeños, y ¿cuánta cantidad podríais beber para saciar la sed? (Responden: “un litro los más pequeños y un vaso los mayores”). Cada uno bebería lo que necesitara: unos beberían diez mililitros y otros mil; unos beberían un vaso pequeño, otros se atragantarían y se beberían un litro entero. Al final, ¿quedaríais todos saciados, sí o no? (Responden: “sí”). Cada uno estaría saciado según su necesidad, ¿verdad? Y, ¿sobraría agua? (Responden: “sí”). El manantial seguiría brotando para poder saciar de nuevo la sed. 6.- ¿Qué pasa con el Espíritu? En la medida en que estoy vacío de mí mismo, permito que el Espíritu entre dentro de mí. Una pregunta de “Perogrullo”: ¿qué hace falta para poder llenar un vaso? ¿Cómo tiene que estar el vaso? (Responden: “vacío”). ¿Se puede llenar un vaso lleno? Para llenar un vaso de agua lo que hace falta es que el vaso esté vacío. ¿Qué hace falta para llenar del Espíritu un corazón y un alma? (Responden: “que esté vacío”). Que no esté lleno de sí mismo, que no esté el egoísmo y el yo tan dentro de uno mismo que no quepa nada. Espero que ya os hayáis vaciado, porque quiero llenaros con el don del Espíritu Santo. Si no nos vaciamos, no nos llenaremos del Espíritu de Dios. Quien está lleno, repleto de amor a sí mismo, es incapaz de amar a otro. Para amar a otro, tienes que salir de ti mismo y acercarte al otro. Esto es lo que hicieron los discípulos; estaban encerrados y tuvieron que salir, esponjar el corazón, abrirlo. Eso es lo que os pide el Señor hoy: que os vaciéis de vuestro egoísmo, que dejéis de miraros a sí mismos y que miréis al otro, que contempléis a Cristo resucitado, que contempléis al necesitado, al anciano, al enfermo, al marido, a la mujer, al hijo, al padre, a la otra persona que tengo a mi lado..., para poder amarlos. Ese será el mejor testimonio que podamos hacer. 7.- Vamos a proseguir la celebración pidiendo que venga el Espíritu y que os transforme. Los ya confirmados, o al menos bautizados, también renovaremos con los confirmados las promesas bautismales. Todos hemos sido antes rociados con el agua que simbolizaba el bautismo; pues, ahora, también renovaremos las promesas bautismales. Por tanto, la oración de hoy va a ser de renovación para que el Señor os renueve a cada uno y renueve esta comunidad cristiana del Valdés. Y quiero agradecer el trabajo y todo el esfuerzo que los catequistas y, por supuesto, el P. Antonio, que es el rector-párroco que dirige la comunidad, habéis hecho; y también, por vuestra parte, la acogida que habéis dado a sus invitaciones y a su formación. Me he leído todas vuestras cartas y remarco que está bien que queráis ser confirmados, pero lo importante es que es el Espíritu quien os confirma y quien os llena de sus dones y os enriquece. Amén. Más artículos de: Homilías Funeral del Rvdo. Pedro Sánchez Trujillo (Sagrada Familia-Málaga)Confirmaciones (Catedral-Málaga) Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir