NoticiaClero Encuentro sacerdotal en El Buen Samaritano Publicado: 18/02/2016: 17290 Los sacerdotes del arciprestazgo de Fuengirola-Torremolinos han celebrado esta mañana una jornada de encuentro en el centro gerontológico Buen Samaritano, donde residen en la actualidad 12 sacerdotes mayores. ¿Qué pasa con los curas una vez que acaban su vida “útil”? Retirados de sus múltiples tareas pastorales, cargados de achaques por los años, cuando muchos ya apenas pueden andar, encuentran en el Centro Gerontológico Buen Samaritano, en Churriana, un lugar donde descansar y ser cuidados. Para muchos de ellos, el choque es tremendo. De estar siempre rodeados de gente a quien atender, a ser ellos los que necesitan atención; de tener una agenda cargada de actividades; a echar el día, en ocasiones, viendo pasar las horas... Por eso, lo vivido el pasado 18 de febrero por los sacerdotes acogidos en el Buen Samaritano fue una auténtica fiesta. No sólo por el hecho de salir de la rutina, sino porque el motivo del cambio de actividad, era la visita de sus hermanos sacerdotes en activo, concretamente los que están destinados en las parroquias del arciprestazgo de Fuengirola- Torremolinos. Según el arcipreste de la zona, Manuel Jiménez, la idea la propuso en un encuentro arciprestal el párroco de Mijas-Costa, José Mª Ramos Villalobos. «Él suele venir a menudo a visitar a los sacerdotes ancianos y decidimos que, en vez de dedicar el día a resolver otros temas, lo íbamos a dedicar a hablar de la misericordia, de cómo la vivimos; y a compartir con nuestros hermanos mayores lo mejor que tenemos, la Eucaristía». La visita conjunta es, en opinión del arcipreste, más fácil «porque los más jóvenes no conocemos a todos los residentes. Al venir los compañeros de más edad, que sí los conocen, nos los presentan y tenemos la oportunidad de charlar y compartir la jornada». Ramos Villalobos, por su parte, afirma que esta visita es muy importante para «descubrir mucho de esta gente. Algunos ya no hablan, pero desde el silencio nos dan testimonio con su oración, con su sonrisa... Son un ejemplo que no debemos olvidar». Para Carlos Acosta, párroco del Rosario de Fuengirola, «visitar a los hermanos mayores, personas tan eminentes, cabezas tan prodigiosas, nos hace mucho bien; porque a veces nos creemos demasiado potentes, cuando somos vulnerables». José Miranda, uno de los residentes en el Buen Samaritano, reconocía la alegría de recibir esta visita: «todos son conocidos y amigos. Como he trabajado en el Obispado 40 años, los conozco a todos y la alegría es inmensa». José Pulido, por su parte, comparte la alegría. «Me ha gustado muchísimo. Dios los bendecirá. Aunque a mis casi 90 años reconozco que no me he sentido solo nunca. He estado en misiones y sitios difíciles y me he sentido siempre acompañado. Aunque no haya tenido nadie a mi lado. No importa. Yo sé que en la Iglesia de Málaga siempre hay orantes por sus sacerdotes, estén donde estén. Un cura nunca está solo. Para eso hemos elegido esta “soledad”, vivir en soledad. El Señor ha acogido nuestra petición: nos ha ordenado sacerdotes y nos quiere para Él y de Él para los demás».