PAQUI CABELLO, directora de la casa: «Dios pasea por los jardines de esta casa» 

–Lleva seis años dirigiendo esta casa, ¿cómo ha sido su experiencia? 

–He aprendido que para llegar a entender al pobre hay que hacerse pobre; que desde la humildad y el servicio es la única forma posible de mi identificación con el prójimo. He aprendido a trabajar en equipo, a construir equipo y a saber estar y a saber desaparecer. He aprendido que detrás de todo esto está la mano de Dios, de su Iglesia, que son los que hacen posible que Colichet sea hoy por hoy una casa llena de vida.

–¿Cómo se hace presente Dios en este hogar? 

–Creo que Dios pasea por los jardines y los pasillos de esta casa, incluso en el aire hay cierta fragancia... aunque la gente no lo llame por ese nombre. Eso es lo especial de nuestra casa, eso es lo que enamora. Te invito a que nos visites y lo compruebes por ti mismo.

LUISA HERNANDO, residente en Colichet: «Si estoy aquí, es porque Dios lo ha querido»

«Llegué a la Casa Colichet hace cinco años, con depresión, así que los dos primeros años no hacía más que llorar. Gracias a los compañeros, trabajadores, voluntarios y las hermanas lo fui superando. Si no hubiera sido por ellos, yo no estaría aquí», explica Luisa mientras le brillan los ojos. «Gracias a ellos voy avanzando cada día. En Colichet he encontrado una familia y toda la ayuda que necesito. Soy creyente, pero antes de llegar a esta casa, estaba alejada de la Iglesia. Iba a misa por obligación. Pero tengo la conciencia de que si estoy aquí, es porque Dios lo ha querido así».