NoticiaMujer María de la Victoria de Málaga Publicado: 08/03/2021: 16456 Mujer Esta serie de mujeres ejemplares que nos ofrece la historia de la Iglesia de Málaga concluye con la figura de Santa María de la Victoria. Nombre: +Santa María de la Victoria+ Fecha: Hace más de dos mil años Lugar de origen: Existen varias hipótesis: Belén, Séforis o Jerusalén Llegada a Málaga: antes de agosto de 1487 En la familia conservamos una carta no escrita que narra los valores de María Victoria de Málaga, una mujer poderosa, singular e inigualable. Copio y pego: Escribir de Ella es fácil cuando quien dicta es su ejemplo. Llegó a Málaga en 1487 y decidió no marcharse. Su esencia siempre estuvo; sabía que esta era su casa. Nacer, lo que se dice nacer, nació en la misma tierra donde pasados los años moriría su Hijo, el de Dios. María quedó encinta estando desposada con José y “antes de que se juntasen”. José, gracias a la intercesión de un ángel, siguió junto a Ella y comprendió el gran regalo de Dios. Una denuncia de José hubiera bastado para aplicar la justicia del momento, ósea, ser lapidada por adulterio. Compromiso. Estando embarazada María “sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo”; José y María acuden a Belén por ser descendiente de David. Allí nace Jesús, en el lugar donde nadie quiso darle posada. Resiliencia. Otro ángel avisó a José sobre las intenciones de Herodes, deseoso de acabar con cualquiera que tuviese derecho a reinar en Palestina. Llegó la matanza de los inocentes. Para salvar al Mesías huyeron a Egipto y atravesaron el desierto. Fortaleza. María estuvo acompañando a su hijo hasta que fue sepultado tras morir en la cruz. Lo acompañó viéndolo sufrir en los pasos del monte Calvario, esperando su resurrección y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, como blanco rocío del cielo. Constancia. Estos valores de compromiso, resiliencia, fortaleza y constancia la acompañaron durante toda la vida. En Málaga sumará la victoria. Sigo copiando mi carta. Su llegada a Málaga vino de la mano de San Francisco de Paula, fundador de la Orden Mínima, que según cuenta la leyenda apareció en sueños al rey Fernando el Católico, señalándole que la fe en María, para conquistar la ciudad, le daría la victoria. Una vez despierto, cuentan que unos frailes Mínimos le entregaron una carta firmada por el mismo San Francisco de Paula, donde anunciaba el plazo de tres días para conseguir la deseada victoria. Los hechos históricos narran el episodio el 19 de agosto de 1487; donde tuvo lugar este episodio ahora tiene Santa María Victoria de Málaga su casa. Otro hecho histórico ocurrió en 1494, cuando uno de sus frailes de Málaga, Bernardo Boyl, celebró la primera Eucaristía en el continente americano, en la población de La Isabela (República Dominicana). En los años posteriores los frailes se convertirían en los custodios personales de Santa María de la Victoria y fundan desde Málaga conventos con su nombre en el Puerto de Santa María, Écija, Madrid, Zaragoza y un largo etcétera. En Sevilla, en el trianero convento de la Victoria, dependiente como el resto de su casa de Málaga, tuvo lugar el juramento de Magallanes en 1519, antes de emprender la que sería la primera circunnavegación al globo terráqueo. En homenaje fue bautizada como Victoria la quinta nao, la única en completar la travesía de la que se cumple ahora el quinto centenario. ¡Las cosas de la Virgen! Los valores de compromiso, resiliencia, fortaleza y constancia fueron también determinantes para alcanzar estas victorias históricas basadas en la fe. Una historia plagada de alabanzas y piropos, rescato del siglo XVII unos versos de Juan de Ovando dedicados a Ella para que sirvan de muestra: “Los arcos en proporción de las cejas celestiales saben triunfar del dragón; y, pues, si de la Victoria son, han de ser triunfales”. Su actual casa llegó en 1700 gracias al Conde de Buenavista, que encargó al arquitecto Felipe de Unzurrúnzaga la construcción de la iglesia y la torre-camarín del Real Santuario. Desde 2007 es Basílica. En la cripta de los Condes de Buenavista encontramos cuatro columnas, bien pueden ser ahora representación arquitectónica de compromiso, resiliencia, fortaleza y constancia. El pueblo cristiano de Málaga se encomienda a Ella desde siempre, al tenerla como protectora. Su patronazgo oficial sobre la ciudad y la diócesis llegó en 1867, gracias al Papa Pío IX y por solicitud del Ayuntamiento de Málaga, con el objetivo de preservar su fiesta en el calendario laboral. Su coronación canónica llega en 1943 y López Salazar compuso el himno: “… Oye al pueblo que te implora, guárdalo de todo mal. ¡Oh dulcísima Señora! ¡Oh Patrona Celestial!...” Hace ahora un siglo que la Virgen quiso que su Real Hermandad fuese también fundadora de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. Estos valores de compromiso, resiliencia, fortaleza y constancia son los que la han sustentado a lo largo de más de dos milenios. Precisamente esos valores nos servirán ahora para superar los efectos de la pandemia, una más en la biografía de +Santa María de la Victoria+ y la primera nuestra. Ella es emblema del escudo de la diócesis, junto a las palabras “Ecclesia Malacitana” y dos cruces potenzadas; cruces con “cuatro brazos iguales y cuatro remates rectos, que representan las cuatro esquinas del mundo, los cuatro elementos de la naturaleza”, cargados de cuatro valores: compromiso, resiliencia, fortaleza y constancia para que entonemos este año a coro la jaculatoria que saben hasta las campanas del carrillón catedralicio: “Oh Virgen de la Victoria, Madre y Abogada nuestra, rogad por nos, rogad por nos, rogad por nos.” La carta no escrita de mi familia concluye aquí ¿o quizás comienza? Antonio Márquez