NoticiaSemana Santa Sábado Santo. Esperando junto a María Detalle de "Piedad 2014", obra de Raúl Berzosa Publicado: 14/04/2017: 18850 ¿Qué celebramos hoy? El sacerdote José Javier García Pascual, párroco de San José de Estepona, ayuda a profundizar en lo que celebramos el Sábado Santo. Sábado Santo. Último día del Triduo Pascual Cada año, en nuestra tierra malagueña, podemos sentir la tentación de llenar de actividades externas el Sábado Santo. Creo que en nuestra diócesis tenemos la gran suerte de poder vivir este día sin “rellenos”, con el sentido con el que lo vive toda la Iglesia Universal. Todos hemos experimentado esa “extraña” sensación al entrar a una iglesia un Sábado Santo: nuestros ojos se clavan en la desnudez del altar, -acostumbrados como estamos a verlo ricamente adornado con manteles y flores-. El altar desnudo, la cruz… Nada más. Los cristianos permanecemos así cada Sábado Santo: a la espera de la Resurrección del Señor, reunidos en oración alrededor de ese altar desnudo, y de esa cruz. No es un día de grandes actos, ni jolgorios ni ruidos. El Señor ha muerto; ha sido puesto en el sepulcro. Es momento de pararse. Nos unimos a toda la Iglesia en el rezo de la Liturgia de las Horas, a la espera de la Pascua del Señor. Es el día de la contemplación de la muerte de Jesús; día de silencio, de la espera por excelencia. Murió el Maestro. ¿Quedan aquí en el sepulcro sus palabras, sus gestos, su obra? Esperar junto al sepulcro de Jesús es ser signo de confianza en Dios, que lo puede todo, incluso resucitar de entre los muertos para darnos vida a nosotros. Esperamos con María Algo hermoso en este día es que esperamos con María. Esperar con la Madre de Jesús, -nuestra Madre, la que Él nos dio desde la cruz- es diferente. Compartimos su soledad esperanzada, que nos anima a confiar contra toda desesperanza, en que las palabras de Jesús jamás defraudan: «Al tercer día, resucitaré». No celebramos la Eucaristía hasta la solemne Vigilia Pascual ya, como parte de las celebraciones del domingo de Resurrección -la fiesta de las fiestas-. Será el triunfo de Cristo sobre el pecado; el triunfo de la Vida sobre la muerte; de la luz sobre la oscuridad. ¡Bendita noche, que nos lleva a esa luminosa mañana, cuando el Sol que nace de lo alto ilumine al mundo con el resplandor de la Resurrección!