NoticiaEntrevistas Juan M. González: «La Palabra de Dios es la camiseta que siempre llevo puesta» Publicado: 07/01/2016: 15806 Juan Miguel González Rubio (Málaga, 1942) puso su vida al servicio del Evangelio como sacerdote hace 44 años. Era maestro y durante muchos años ejerció ambos magisterios. Ante la enfermedad y la limitación física, da gracias a Dios por todo lo recibido. Compatibilizó el ser maestro y sacerdote, ¿cómo fue esa experiencia? Ejercí muchos años ambos magisterios, simultáneamente, de modo que ya no sé si era cura maestro o maestro cura. Pero eso da igual. Lo importante es que fui feliz ejerciendo ambos ministerios y ahora, que ya dejé la escuela pública y continúo sólo de cura, me siento todavía más feliz. Parte de esa felicidad la encuentro en la Palabra de Dios, que me acerca cada día más a Jesús. Lo cierto es que esa Palabra me ocupa muchas horas al día: lectura, estudio, exégesis, escritos, oración... No puedo decir que sea mi almohada (como diría san Jerónimo) pero sí podría decir que es mi camiseta “sport”, que siempre llevo puesta. Entiendo que todo esto es gracia de Dios y sin Jesús y su Palabra ya no sabría vivir ni sería feliz. Han sido muchos los destinos que ha tenido en su vida sacerdotal, sobre todo por la Axarquía. Incluso ha sido formador en el Seminario Menor, ¿le queda algo por hacer? Muchas cosas he hecho en mi vida y algunas me quedan por hacer. Entre ellas, un Cursillo de Cristiandad. Sé de ellos, pero no he vivido ninguno. Cuando a la reina Isabel la Católica le hablaron de un “barrio” de Canillas de Aceituno, donde se refugiaban los moriscos y mudéjares, en aquellos duros años de la reconquista del reino nazarí de Granada, dicen que respondió: “Sé - de - ello”. Y así le quedó el nombre al pueblecito en cuestión: “Sedella”. Pues así de los Cursillos, yo “sé de ellos”, pero no he estado en ninguno de ellos. Prometo asistir al próximo y no sólo “saber de ellos”. Acaba de publicar su cuarto libro: “Pinceladas de colores”, dedicado justamente a Cursillos de Cristiandad. ¿Qué nos regala en él? Así como el pintor reparte unos pocos trazos en su lienzo, marcando los rasgos de los que luego saldrá su obra, así también el que escribe marca unas “pinceladas” y deja ya atisbar por dónde va a ir ese libro que pretende dar a luz. Son pocas esas “pinceladas”, pero son, diríamos, los primeros mimbres del cesto que se pretende hacer. Así concibo yo este nuevo texto que ofrezco a mis lectores: “Pinceladas de colores”. Entre las referidas “pinceladas”, a veces me dirijo al Señor, en un tú a tú, en discreto diálogo. Ambos nos entendemos. Dedico también un recuerdo poético al papa Francisco para agradecerle su carta encíclica Laudato Si’ y la felicitación que me envía por el tercer libro que le mandé a Santa Marta, el titulado “Soñar despiertos”.