NoticiaEn los Medios Con huevos a santa Clara, por Rafael Pérez Pallarés Publicado: 18/10/2024: 4779 El Alféizar Las bodas que se celebran en estos meses del año asumen el riesgo, desgraciadamente poco probable a tenor de la pertinaz sequía, de que se celebre bajo un manto de agua, más o menos generoso. Por eso, continúa la costumbre de llevar huevos a Santa Clara. En la diócesis de Málaga contamos con varios conventos de clarisas, algunos en la capital y otros en localidades como Coín, Antequera, Ronda o Vélez Málaga, a los que llevar los huevos. La tradición, asociada a que las bodas se celebraban al aire libre, ha llegado a nuestros días. De ahí que se llevase una docena de huevos al monasterio de clarisas franciscanas más cercano para decirles a las religiosas que pidieran expresamente a Santa Clara que hiciese buen tiempo el día de la boda. Según la creencia popular, buen tiempo claro se asegura por medio de la clásica ofrenda de una docena de huevos, con su clara, a algún monasterio vecino de clarisas. Esta tradición que podría rozar, en algunos casos, la superstición pareciera inofensiva. Pero ¿qué ocurre cuando hacemos depender nuestra vida de otras supersticiones o prácticas canalizadoras? Recurrir al tarot, a la lectura de manos, a las cartas... ¿no deja de ser, en el creyente, una práctica que aleja de la confianza en el buen Dios? Hay quien vive esclavizado, cada vez más, a estas cosas. Preocupa que mientras disminuye la práctica religiosa gratuita aumente la vinculada a la superstición, a cambio de dinero. El ser humano, religioso por naturaleza, necesita vivir con seguridades, por tanto, quizá no estaría de más volver la mirada a la fe en el Dios providente y sobre todo vincular la experiencia trascedente por 'uebos', es decir, según la RAE, por necesidad, al encuentro con el Dios de la vida que acompaña también en las bodas. Artículo publicado en la sección OPINIÓN del DIARIO SUR