DiócesisHomilías Asamblea Diocesana de Cáritas (Colegio Gamarra-Málaga) Publicado: 09/04/2016: 4420 Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga D. Jesús Catalá en la Asamblea de Cáritas celebrada en el colegio de Gamarra de Málaga el 9 de abril de 2016. ASAMBLEA DIOCESANA DE “CARITAS” (Colegio Gamarra-Málaga, 9 abril 2016) Lecturas: Hch 5, 27b-32.40b-41; Sal 29, 2-13; Ap 5, 11-14; Jn 21, 1-19. (Domingo de Pascua III-C) Misericordiosos como el Padre 1.- Desánimo de los discípulos de Jesús El Evangelio de Juan que acabamos de escuchar nos da pie para considerar un par de cosas importantes para nosotros hoy. Tras la muerte de Jesús los discípulos están desanimados; sus proyectos se habían ido al traste. Y Pedro decide ir a pescar. Los apóstoles aceptaron la propuesta de Pedro y van a pescar también. Me pregunto cuando leo este texto: ¿por qué dice Pedro que se va a pescar y sus compañeros marchan también con él? Tal vez estaban desanimados y volvieron a las tareas de su vida anterior al encuentro con el Mesías porque ven que aquella historia ya había terminado del todo. No encuentran la ilusión que tenían cuando estaba Jesús y se van a pescar con sus redes, con sus barcas, con su pericia; eran expertos. Su profesión era la de pescadores; Pedro era pescador. Pero su trabajo fue totalmente infecundo: «Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada» (Jn 21,3). Los expertos con sus instrumentos y métodos no cogieron nada. 2.- Aparición de Jesús a los discípulos y pesca milagrosa Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades, pero «no sabían que era Jesús» (Jn 21,4). Sus ojos no eran capaces de reconocerle. Jesús se aparece porque se da a conocer, pero uno no tiene la capacidad de descubrir que ese es Jesús resucitado, y eso que lo conocían desde hacía mucho tiempo. Lo confunden incluso con un hortelano. Os pregunto a las mujeres: ¿una persona que es muy amada de una mujer es incapaz de reconocerlo? Es difícil, ¿verdad? Pues María Magdalena no lo reconoció cuando Jesús se le aparece; sin embargo, Jesús nos permite encontrarlo. Aquí podríamos derivar muchas cosas. También pasamos por delante de Jesús en figura del que no tiene techo, del borracho, del que huele mal, del mendigo… y a lo mejor tampoco lo reconocemos. Jesús se les aparece y les pregunta si tenían pescado. Al responderle que no habían cogido nada, les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces» (Jn 21,6). Cuando Dios da sobra para todos. Sobró en la multiplicación de los panes y aquí es una pesca milagrosa superabundante. Por tanto, debemos estar menos preocupados por la cantidad. En el diálogo de esta tarde salía que no es necesario que resolvamos todas las necesidades a costa de acoger lo que nos venga sin discernir, porque cuando Dios da sobra para todos. 3.- Confesión de amor de Pedro Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». (Jn 21, 15-17). Solo cuando Pedro ha confesado su amor al Señor, le confía la misión de cuidar de sus hermanos: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21, 17). Solo cuando Pedro ha realizado una confesión de fe y de amor al Señor le confía una misión. A lo mejor también a nosotros el Señor nos está pidiendo una profesión o una confesión de amor. Y tras la confesión de amor nos dirá: “cuida de tus hermanos”. Antes D. Gabriel nos ponía el ejemplo de dar de lo que nos sobra, eso es hacer caridad. Damos la ropa que nos sobra, que nos viene pequeña, larga o corta. Y entonces nosotros nos compramos otra ropa mejor para ir más elegantes. ¿Hacer ese gesto es amar al hermano como uno mismo? ¿Es lo mismo dar lo que me sobra que amar al hermano como gesto de amor? No es lo mismo. 4.- La misericordia de Dios Hoy es tercer domingo de Pascua y Juan en su Evangelio dice que «esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos» (Jn 21, 14). Creo que estamos en coincidencia. ¿No será hoy también la tercera vez que Jesús se aparece a nosotros y no acabamos de descubrirlo? ¿No acabamos de enterarnos bien qué es eso de la misericordia? Porque la misericordia de Dios es infinita. Lo que ha explicado Pachi esta mañana. El amor de Dios que llena el corazón, que nos cambia y nos hace capaces. La jornada de hoy giraba en torno a la misericordia. Este año de la misericordia es un tiempo precioso que el Papa nos ha regalado. Podemos profundizar en lo que significa el amor de Dios, el amor por el mísero, por el que no tiene nada, por el despreciado, el amor por la miseria en la persona, el amor por el pecador, el amor por el distante, el amor por el extraño, al amor por el que llega a nuestra puerta, el amor por el extranjero. El Papa en la carta que nos envió después de la Bula Misericordiae Vultus explicaba que podíamos vivir la indulgencia con la forma tradicional de hacer una visita al templo jubilar –dejando a un lado las situaciones especiales de enfermos, encarcelados, etc., que lo pueden hacer donde están–. Nosotros que estamos en situaciones normales y podemos desplazarnos podemos vivir la indulgencia yendo a un templo jubilar, aunque no vale cualquier templo, a no ser que el Obispo haya dicho que ciertos días se pueden hacer en la propia parroquia. Pero también el papa Francisco nos invita a disfrutar de la indulgencia plenaria cuando hagamos un acto de misericordia, una obra de misericordia; aunque no vayas al templo a rezar el Credo y a rezar por el Papa. Cuando vayas a la cárcel, cuando vayas a la casa del enfermo, cuando atiendas, cuando esperes, cuando des de comer al necesitado, ahí también estás viviendo la misericordia y la gracia jubilar de este año. Vale la pena que saboreemos en este tiempo del Jubileo extraordinario todo lo que significa ese amor desbordante de Dios que da sobreabundantemente para todos; sobra alimento para todos, sobran vestidos para todos en el mundo, lo repartimos mal o no lo compartimos bien. Compartir es amar al hermano como a ti mismo. El mandamiento primero es amarás a Dios sobre todas las cosas, y el segundo es amarás al prójimo como a ti mismo (cf. Mt 22, 37-39). No se trata de hacer cositas, de dar lo que me sobra; no es eso. Hemos de entrar en otra dinámica distinta y ayudar a otros a entender qué significa la misericordia de Dios. Hoy en este tercer domingo de Pascua es la tercera vez que, durante este tiempo pascual, Jesús se nos aparece en la Eucaristía dominical. Nos va a alimentar de nuevo, vamos a comer su cuerpo como lo regaló a los Apóstoles y a la primitiva comunidad. Démosle gracias por este hermosísimo don de su misericordia, porque se apiada de nuestra miseria, de nuestra hambre. Y nos regala, no cositas, no nos da un traje, no nos da la capa que le sobra o sus sandalias, se da así mismo. Con María la Virgen rezamos y le pedimos al Señor que nos vaya haciendo descubrir esta maravilla del amor de Dios. Que así sea. Más artículos de: Homilías Visita pastoral a la parroquia de San Vicente de Paúl (Málaga)Vigilia de oración de jóvenes con el icono de la Inmaculada Joven (Seminario-Málaga) Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir