NoticiaParroquias Convivencia de las parroquias de los Ángeles y el Pilar Publicado: 20/06/2018: 9398 El sábado 16 de junio, las parroquias de Nuestra Señora de los Ángeles y Nuestra Señora del Pilar, en Málaga, celebraron su convivencia anual en el campo, como viene siendo ya habitual. «Un día en contacto con la maravillosa obra de Dios, la naturaleza, que con el inconveniente de las hormigas y moscas, insectos propios del campo, y en verano, fue un día de auténtico gozo y alegría para todos los “públicos”», en palabras de uno de los participantes, Juan Arrabal. «Nos reunimos los más mayores, los menos, los adultos y los niños y todos, absolutamente todos, participamos del gran programa que se había preparado con antelación; programa amplio y ameno, donde como colofón y actividad final, contemplaba una eucaristía que fue seguida y participada también por todos», añade Arrabal. Y es que, «entre juegos se pasó la mañana, juegos muy participados que despertaron el apetito. Se compartieron viandas que cada cual aportó por aquello de presentar un bufet amplio y surtido, antesala de las dos paellas que completaron el menú de cerca de 250 almas allí congregadas. Fue una jornada especialmente emotiva por los momentos importantes que se vivieron, algunos antiguos feligreses quisieron compartir la jornada con familiares y antiguos vecinos. Alguno, alejado por esas circunstancias que, sin importancia, hacen mella en nuestra voluntad y nos apartan de nuestra dinámica espiritual o religiosa, siendo esta mañana para ellos y nosotros, como la luminosa mañana de Ramos o más aún, la de Resurrección. Todos contentos y felices. La sobremesa la consumimos con un bingo a beneficio de los niños y jóvenes que disfrutaran en próximas semanas de unos días de campamento», explican. Para terminar, la Eucaristía, «que concelebramos los dos párrocos “in solidum”. Emotivo y sentido el acto penitencial donde todos pedimos perdón por los fallos propios y los ajenos. La celebración de la palabra fue abierta a todos una vez leído el evangelio donde cada uno expresó su sentir de la parábola del hombre que echa semilla. Extenso el turno de preces y silencio como nunca, entre trinos de aves, brindamos una vez más por Cristo, con Él y Él…como en la multiplicación del pan y los peces: hubo para todos a la Mesa del Señor. Con el rezo a la Santísima Virgen, nos instalamos en los autobuses y cerca de las 9 de la noche estábamos todos en nuestra casa, rebosantes de la gracia del Señor y la satisfacción de haber compartido una jornada festiva entre las dos parroquias hermanas. Ahí también se sembró. Que la Virgen María en las advocaciones de Señora de los Ángeles y del Pilar, nos ayuden siempre en nuestra siembra y, si es posible, que veamos los frutos para mayor gloria de Dios. Hasta el año que viene si Dios y todos queremos», concluye Juan Arrabal.