NoticiaPeregrinaciones De la III a la VII estación del Via Crucis Publicado: 14/04/2014: 13931 Aquí, en la esquina de la calle El Wadi, nos encontramos en una de las zonas de mayor tránsito de la ciudad. Al norte, queda la puerta de Damasco, la más bonita y transitada, en especial los viernes porque es la entrada del mercado. Aumenta el número de peregrinos que se dirigen hacia el Santo Sepulcro, el corazón se acelera. III estación: Jesús cae por primera vez Puedo oler el aroma de las especias y al sur, está el Muro de las Lamentaciones y siendo víspera de sábado muchos judíos se acercan para rezar. Casi imperceptible, una capillita polaca, con un relieve encima de su fachada recuerda esta primera caída. Nuestro grupo ante el bullicio se acerca al sacerdote para oírle mejor y yo atrás para que no se pierda nadie miro a Cenona, una señora que con sus muletas y sus largos 80 años perdió a su marido cuando tenía 20. Miro al matrimonio aquel darse la mano en este momento, su hijo también se les fue recientemente.... caídas muy duras. IV estación: Jesús es encontrado por su Madre En esta estación, la Diócesis de Málaga se encuentra bien representada con un bellísimo mosaico de la Virgen de la Esperanza. Se encuentra dentro del patio que precede a la Iglesia Católica Armenia. Me enorgullece ser amigo de la persona que hizo posible tal privilegio y aún no me explico cómo lo consiguió. Leemos la inscripción sobre la puerta de la profecía de Simeón: "y una espada te atravesará el corazón". ¿Cómo mantener la Esperanza ante semejante dolor? Entre el grupo hay muchas madres. Las madres nunca acaban de parir, siempre sienten el dolor de un hijo. Yo creo que sólo ellas podrán llegar a entender semejante proeza. V estación: el cireneo es obligado a llevar la cruz En este punto la Vía Dolorosa, sube gradualmente hacia el Gólgota, mirando la cuesta, los escalones, lo estrecho del callejón y la cantidad de gente, comprendo perfectamente que obligaran a Simón de Cirene a llevar la cruz. En la tienda de al lado me llama la atención que al detenernos, el dueño, un musulmán, tiene el detalle de bajar el volumen de su radio, que adivino son oraciones de su fe. Un Cirineo inesperado. Nuestro grupo lo preside un sacerdote, a él lo eligió Jesús, pudo haber elegido a cualquier otro pero no, fue a él con sus virtudes y defectos porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón. Y en esta quinta estación, rezo por él, y porque haya muchos otros que den un paso al frente porque a este hombre joven, nadie lo obligó a cargar con su cruz; se ofreció voluntario. Me sale una pequeña sonrisa al recordar lo que me costó convencerlo para organizar la peregrinación, son muchas tareas y pocos pastores me decía y la parroquia no es una agencia de viajes. A lo que yo le contesté, que efectivamente no lo era, pero que las peregrinaciones ayudan a hacer parroquia... VI estación: la Verónica limpia el rostro de Jesús En el oratorio de las "pequeñas hermanas de Jesús" recogen donativos para obras de caridad gracias a la elaboración de iconos, verónicas del presente que enjugan el rostro de los más desfavorecidos. Allí la tradición sitúa el encuentro con la Verónica. "Que el Señor haga resplandecer su faz sobre mí". Seguimos subiendo la cuesta, esta estación se encuentra en la zona de las carnicerías del mercado, el olor no es muy agradable, pienso que en la víspera de pascua, las calles de Jerusalén debían oler igual o peor con la cantidad de corderos que se sacrificaban para la cena. Por esas calles debía correr sangre, vísceras, ajenas a que el Rey de Reyes pisaba hacia su calvario y fue una mujer, la que supo ver su rostro. Me acuerdo de tantas madres de familia que son el pilar de su casa en estos momentos tan duros de crisis y que sacan fuerzas para limpiar el rostro de los suyos. VII estación: Jesús cae por segunda vez En el lugar donde está la pequeña capilla franciscana, (en época bizantina se cruzaban las dos arterias principales, el Cardo y el Decumanus), nos encontramos una puerta decorada con la cruz de Jerusalén: "la puerta de la Sentencia". Recuerda que aquí fue colocada la tablilla en la que figuraba la causa de su condena. Al entrar nos recibe, un pequeño retablo francés con un lienzo de la segunda caída y a la derecha se abre una sala donde nos podemos reunir y evadirnos de bullicio del zoco. Dos veces ha caído ya pero su espíritu es fuerte. Se acumulan las emociones del grupo y todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Cuántas veces caemos en las mismas espinas...?