Ha empezado la “campaña de la renta” y algunos han recibido ya su “borrador”. Mediante esa “x” podemos colaborar económicamente con la Iglesia sin que nos “cueste” nada. Sin embargo, creo que nuestra contribución debe ir mucho más allá.

Todos debemos ser conscientes de que tenemos una responsabilidad compartida en el amplio quehacer de la Iglesia (y no sólo en el ámbito económico). Todos, sacerdotes y seglares, debemos compartir nuestro amor con la familia y amigos y poner nuestro tiempo a disposición de la parroquia y de la Diócesis, en las actividades de la comunidad, para ayudar en la promoción de la justicia.

Cada uno de nosotros debemos poner al servicio de los demás nuestras capacidades (nuestros “talentos”), para la proclamación del Evangelio. Además, debemos compartir nuestros bienes materiales para ofrecerlos a nuestra parroquia, a nuestra Diócesis y a la Iglesia Universal.

Debemos ser conscientes de que necesitamos crecer como Iglesia a través de la senda de la corresponsabilidad.