El carisma que esta institución propone es «invitar a los hermanos que se comprometen con su profesión a dar testimonio del Evangelio a través de sus vidas y a la manera o estilo de san Francisco de Asís, todo ello con el fin de buscar la perfección de la caridad en su estado seglar, en plena comunión con la Iglesia Católica e impulsados, siempre, por la acción del Espíritu Santo», explica Pedro Marín, miembro de la Fraternidad local de Málaga.

Desde la propia consideración de orden que le reconoce la Iglesia y custodiando sus principios y su mensaje por medio de una Regla propia, «el franciscano seglar se inserta en el mundo para iluminar con su propia vida cada uno de los frentes en los que nos movemos, existimos y desarrollamos: la familia, el trabajo y la promoción de la justicia. Todo ello, desde el respeto por todas las criaturas y viviendo desde un espíritu de minoridad, constituyéndose sus miembros como portadores de Paz en el mundo y promoviendo con su acción una perfecta alegría y un espíritu de fraternidad universal», añade.

Para contactar con la OFS, pueden escribir un correo electrónico a  ofsfraternidaddemalaga@gmail.com.

TESTIMONIO: Pedro Javier Marín Galiano

Aquí puede escuchar el testimonio de Pedro Javier, emitido en el programa Iglesia en Málaga

Mi nombre es Pedro Javier Marín Galiano y soy hermano de la Fraternidad local de la Orden Franciscana Seglar y del Grupo de San Francisco de Granada, en su Fraternidad de la provincia de Málaga. 

El franciscanismo llegó a mi vida como casi siempre ocurre, de repente. A los 13, 14 y 15 años, uno se mueve en la inercia del cumplimiento sociológico de los sacramentos y busca dónde prepararse para la confirmación. En esta búsqueda, me encontré con Camino de Ronda 65, la dirección de la sede de los franciscanos en Granada y descubrí que verdaderamente hay un modo distinto, un carisma, un espíritu de seguir el Evangelio que rompe con lo socialmente establecido, y es el carisma de san Francisco de Asís. Una vez que lo conoces, te enamora. 

Es maravilloso descubrir que, en su propio siglo, san Francisco encontrara un hueco para la primera orden de los frailes, una segunda orden para las mujeres (clarisas) y, lo que resulta escandalosamente moderno, un hueco para los seglares, creándose así la entonces Orden de Hermanos y Hermanas de la Penitencia, que hoy se conoce como Orden Franciscana Seglar.

El carisma del franciscano seglar es revolucionario pero no reaccionario porque está en plena comunión con la Iglesia, por supuesto, y con toda la creación. El franciscano seglar lleva a su vida el Evangelio desde la propia familia como pequeña Iglesia doméstica, según su estado, y tiene la obligación de constituirse como mensaje de alegría y paz allá donde se encuentre. Sobre todo, entre los más pobres, los desarragaidos de la tierra, los preferidos de san Francisco y de Jesús, pero también a través del trabajo y promoviendo la acción por la justicia y la paz social, descubriendo a Cristo en el mundo y en los sacramentos.

Hoy por hoy, yo no sería nada sin el franciscanismo. Mi esposa y mis hijos bebemos de él.