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Numerosos jóvenes malagueños comienzan su gran viaje

Publicado: 10/08/2011: 521

Por supuesto que me refiero al viaje a Madrid, para participar en la JMJ. Pero el desplazamiento desde Málaga a Madrid es también un símbolo de su viaje interior hacia esa “tierra nueva” donde los espera Jesucristo.

El testimonio de otros jóvenes, la oración compartida, las catequesis y las palabras del Papa Benedicto XVI son cauces por los que les puede llegar la llamada Dios, en la que descubran lo que espera de cada uno de ellos. 

Para que esta ocasión única no se quede en un fuego de artificio o en un intento fallido, es necesario que cada joven se pregunte por qué acude y qué busca. Es lo que se ha pretendido en las parroquias, y en los diversos grupos, invitándoles a profundizar en el sentido de esta peregrinación. El resultado final es fruto de la gracia, pero también depende de la preparación y de las disposiciones de cada uno, de la hondura de su búsqueda y de su atención a la llamada divina.

Por mi parte, les he insistido en cuatro aspectos que considero imprescindibles. El primero, una buena confesión, que los inunde de la alegría del perdón y de la certeza del amor de Dios a cada uno de ellos. El segundo, dedicar un tiempo cada día a leer y meditar el Evangelio, para iluminar los ojos de la fe, afinar el oído e impregnarse de la cercanía y la belleza del amor de Dios. El tercero, desarrollar el deseo de hallar el rostro de Dios y descubrir cómo se ha ido haciendo presente en su historia personal. Para ello, pueden recorrer la propia vida a la luz del Salmo 136 y añadir los momentos en los que hayan descubierto la cercanía del amor y la misericordia de Dios. Y el cuarto, estar a la espera y decir a Dios, con Samuel, al comienzo de cada jornada: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”.  De todas formas, el viaje a Madrid es sólo el comienzo de algo nuevo.    

Autor: diocesismalaga.es

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