Ya en el siglo primero, el apóstol san Pedro pedía estar «dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza» (1 Pe 3,15). Y esto es más necesario hoy. ¿Cómo afrontar este reto sin un conocimiento adecuado y actual de la fe cristiana?

La formación es algo imprescindible
- para mantener la fe en un mundo donde somos, a veces, cuestionados y donde la vida cristiana se presenta frecuentemente como un reducto del pasado para personas anticuadas o infantilizadas.
-para vivir la fe como adultos, algo difícil para quien, teniendo una buena formación general o académica, su formación cristiana muchas veces se limita a la recibida en la catequesis de infancia y a la preparatoria para recibir el sacramento de la confirmación. Es como si un adulto quisiera seguir utilizando calcetines de adolescente: estos terminarían rompiéndose.
-para mejorar el servicio pastoral que los cristianos estamos llamados a desarrollar como catequistas, en el campo caritativo, en las hermandades y cofradías y demás asociaciones de fieles, en el trabajo y en la vida pública.

Nuestros centros de estudios ofrecen cauces para formarse:
¿cómo no aprovechar esta oportunidad?

Les esperamos, convencidos de que la formación que se ofrece puede ayudarles a vivir la fe, dar razón de la misma y prestar un mejor servicio pastoral. ¡No dejen pasar esta oportunidad!