NoticiaMelilla La Inmaculada Niña llega a Melilla Publicado: 22/05/2014: 27093 Las hermanas de la Divina Infantita de Melilla han recibido este jueves a la imagen de su Virgen, la Inmaculada Niña. Se trata de una valiosísima y bella talla de madera del siglo XIX que representa a María recién nacida y que llegó por primera vez a España procedente de México el pasado mes de octubre. La imagen de la Divina Infantita es tan importante para las religiosas porque dio origen a la congregación en México en el año 1901. Desde que llegara a España en octubre, ha sido recibida en Granada, Almería y Melilla, los lugares de nuestro país más vinculados a la congregación. En la mañana del 29 de mayo ha llegado al aeropuerto de Melilla. «Es la joya, la reliquia de nuestra congregación. Vamos a hacer muchas celebraciones en torno a este acontecimiento», explica la hermana superiora, Celina Luz María Pérez. «Una comitiva formada por madres de familia, profesoras, religiosas y niñas de nuestra casa hogar ha ido al aeropuerto a dar la bienvenida a la Virgen», explica Celina. «Nos acompaña el vicario, Roberto Rojo. Ha habido flores, estrellas y poesías para recibirla. Y el sábado 31 de mayo tienen lugar otras celebraciones religiosas. Entre ellas, una procesión de la Divina Infantita, que saldrá de la parroquia castrense y llegará a la parroquia del Sagrado Corazón. Participarán las cofradías de Melilla que tienen como patrona a la Santísima Virgen. Y por la tarde, está prevista la celebración de una Solemne Eucaristía presidida por el obispo D. Jesús Catalá». 30 menores en el hogar Hasta el 2 de junio la imagen de la Virgen se quedará en el Hogar de la Divina Infantita de Melilla, una casa donde viven 30 menores, -22 de ellas marroquíes- que están bajo la tutela de Asuntos Sociales de la Ciudad Autónoma de Melilla. Gracias a un convenio con este organismo, las niñas se educan, alimentan y crecen bajo los atentos cuidados de las cinco religiosas de la comunidad de la Divina Infantita. Monjas y niñas forman un hogar auténtico. Así lo explica Celina, que es mexicana y que entiende que su llegada a esta casa fue realmente providencial. «Yo estuve postulando en Roma para la causa de canonización de nuestro fundador, el padre Federico Salvador Ramón, sacerdote de Almería», recuerda la hermana superiora. «En sus cartas, el fundador decía que Melilla era la joya de la congregación porque es donde había gente muchísimo más pobre y donde podíamos hacer un servicio más desinteresado. Nunca comenté que quería venir a Melilla. Pero estando de vacaciones me dijeron que la superiora general preguntaba si tenía algún inconveniente de que me trasladasen de Roma. Cuando me dijeron el lugar dije: “¡sin dudar ¡claro que sí, yo me voy”». De eso ha pasado más de un año. En este tiempo, Celina se ha convertido en madre, amiga y compañera de las niñas que están en acogida, procedentes de Guinea, El Congo, Marruecos y Kenia, entre otros países africanos. «Al llegar te rebotan el cariño que tú les das, porque vienen tan carentes que ése es el reto principal nuestro, enseñarles a amar y a dejarse amar». Cuando Celina advierte que las niñas ya son capaces de dar y de recibir cariño obtiene la mejor recompensa. Recuerda que una de las niñas le dijo: “Quiero hablarte como si tú fueras mi madre. Mi madre se murió cuando yo tenía tres años y yo no sé a quién contarle lo que me está pasando”. «Tenía una situación complicada, se abrió y gracias a Dios se dejó ayudar. Hoy está trabajando y tiene papeles. Cuando recibió el primer sueldo, vino, nos enseñó la nómina, trajo pasteles y se quedó con nosotras a tomárselos. Yo me quedé asombrada».