Estoy pensando en el paralelismo práctico existente entre la vocación artística y la vocación cristiana. La vocación es fundamental para ser artista profesional y también para ser cristiano practicante y ejemplar. El artista necesita poner en orden su pensamiento en cada minuto de su trabajo para ser fiel a su creatividad, el cristiano necesita orientar su pensamiento para tener a Dios presente en cada uno de sus pasos y quehaceres cotidianos. El artista necesita del conocimiento para elaborar un trabajo serio y equilibrado que encuentre su lugar en la sociedad, el cristiano necesita del conocimiento de la Palabra de Dios para alabar al Creador y saber qué hacer y cómo actuar en la vida.

El artista necesita de la comunicación para poder cumplir su objetivo con el público que es el destinatario del arte, y el cristiano tiene la obligación de comunicar a los demás, con sus palabras y sus obras, la gracia de la fe que Dios le regala, y curiosamente, en estos días se abrazan en la obra misericordiosa la vocación artística de los integrantes del Musical de Copla La Camelia y la vocación cristiana de los miembros de la Familia de San José para dar ejemplo de solidaridad con el prójimo, buscando de esta forma paliar las necesidades básicas de la pobreza vergonzante.