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Santos Cosme y Damián y su mensaje ante el Covid-19

Publicado: 26/09/2020: 11531

Cosme y Damián eran hermanos gemelos y muy buenos médicos allá por el siglo III d.C. Aunque nacieron en Arabia, estudiaron en Siria y fue allí donde ejercieron este noble oficio de devolver la salud a los enfermos. Su fiesta se celebra el 26 de septiembre.

Todo el pueblo los admiraba y respetaba porque practicaban la medicina gratuitamente impulsados por la caridad cristiana. Como, a pesar de la persecución contra la Iglesia, no se negaban a proclamar abiertamente su fe ante cuantos veían necesitados también de salud espiritual fueron finalmente detenidos por el gobernador de Cilicia, Lisias, que primero los torturó y luego los decapitó.
Cosme y Damián son nombrados en el canon I de la Misa y, junto con San Lucas, son los patronos de los médicos. También se encomiendan a ellos todos los profesionales de la rama sanitaria: enfermeros, cirujanos, dentistas, farmacéuticos o químicos.

Muchas leyendas hablan de los milagros acaecidos por intercesión de estos dos hermanos en la sangre y en la fe, tanto durante su vida como después de muertos.

La más famosa, representada en la ilustración que acompaña este texto, es la del primer trasplante conocido. El beneficiario fue un sacristán a quien el cáncer le había corrompido completamente una pierna. Durante la noche, el enfermo vio en sueños a Cosme y Damián que aparecieron cargados con su instrumental quirúrgico. Tomando la pierna de otra persona de piel negra que acababa de fallecer, se la implantaron al sacristán que, desde entonces, pudo usar la pierna ajena como propia.

Una vacuna para todos por igual

A pesar de que eran muy reconocidos y contaban con un gran prestigio profesional, Cosme y Damián no aceptaban dinero por prestar sus servicios. Entendían la medicina como una vocación propia de la caridad cristiana. Detrás de cada enfermo, ellos eran capaces de ver el rostro de Cristo sufriente. Por eso no tenían pacientes de primera, de segunda o de tercera, que es como nos clasifica el dinero; por eso curaban a todos por igual.

Lamentablemente, esta clasificación se cuela muy a menudo en el ámbito de la salud. El papa Francisco lo denunciaba recientemente: «¡Sería triste si en la vacuna del Covid-19 se diera prioridad a los más ricos!». Y proponía: «con el ejemplo de Jesús, el médico del amor divino integral, es decir de la sanación física, social y espiritual, tenemos que actuar ahora, para sanar las epidemias provocadas por pequeños virus invisibles, y para sanar esas provocadas por las grandes y visibles injusticias sociales”.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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