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San José de Calasanz, inventor de la escuela pública y gratuita

"La última comunión de san José de Calasanz" de Goya en el Museo del Prado. Madrid
Publicado: 25/08/2020: 15480

Conocido como el inventor de la escuela pública y gratuita, el fundador de los padres escolapios nació en un pueblo de Huesca en 1557. Es considerado patrono de los maestros junto a san Juan Bautista de la Salle y su solemnidad se celebra el 25 de agosto, día de su fallecimiento en 1648.

Sintió pronto la llamada al sacerdocio desempeñando diversas tareas pastorales. A los nueve años de su ordenación, partió hacia Roma donde tuvo ocasión de comprobar las condiciones miserables en las que vivían los niños y jóvenes de la calle. Profundamente impactado, escuchó la voz del Señor: «José, entrégate a los pobres. Enseña a estos niños y cuida de ellos». Así que, en 1597, en el popular barrio del Trastevere, fundó la primera escuela popular y gratuita de Europa, bajo el lema “Piedad y letras” (hoy traduciríamos “Fe y cultura”).

Consideraba la educación como un derecho fundamental de la persona. Enseguida, se le unieron otros sacerdotes dispuestos a prestar su servicio gratuitamente y en 1612 contaba ya con 1.600 alumnos. Con la intención de que esta obra permaneciera en el tiempo fundó la Orden de las Escuelas Pías, congregación cuyos miembros son conocidos como escolapios y en la que profesan un cuarto voto de dedicación a la educación de la juventud. Tuvo que soportar no pocas oposiciones a su revolucionaria obra por parte de las clases dirigentes y de la propia jerarquía eclesiástica.

Derecho a la educación cristiana

La educación de los niños más pobres era, para san José de Calasanz, cuestión de justicia social. Tuvo que luchar mucho, enfrentarse a los prejuicios de la época en una sociedad clasista, hacer entender que la educación es fundamental para el desarrollo de la persona humana, y lo consiguió, o casi. Hoy en día no hay nación que se precie sin un sistema de educación pública universal que garantice el derecho de los niños a recibir una formación básica. Pero el sueño del santo aragonés no se limitaba solo a la formación académica. Su lema: “piedad y letras” tiene dos patas. Y es que, junto a las letras, la fe se revela como un complemento necesario para la formación integral de los niños y jóvenes.

Desde el respeto a quien piensa diferente, para muchos ciudadanos, el Evangelio es la guía necesaria para dar plenitud a la persona y para transformar la sociedad en una más justa y solidaria. Por eso, cientos de miles de familias siguen eligiendo hoy en día para sus hijos colegios de inspiración cristiana, en su mayoría concertados; y por eso, para garantizar el derecho constitucional de los padres a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, es necesario que las administraciones públicas financien los centros con ideario cristiano. De no ser así, estaríamos volviendo a dividir a los niños entre quienes se pueden pagar su educación y quienes no.

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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