NoticiaEn los Medios Los santos San Manuel González ante las obras del nuevo Seminario de Málaga Publicado: 01/11/2021: 13105 Artículo publicado por el delegado de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga, Rafael J. Pérez, en el Diario SUR. A la Iglesia Católica no le faltan personas díscolas e incluso rebeldes. Pero es en los santos donde reconoce lo que debe ser. Hoy lunes, primero de noviembre, es el día de todos los santos. De todos. Y todas, si nos ponemos políticamente correctos. De aquellos reconocidos oficialmente y de aquellos que no lo han sido y que también son modelo de vida cristiana. Los santos no son exigua casta de elegidos, sino muchedumbre a la que convendría mirar. ¿El motivo? Estamos ante personas ejemplares. Que amaron a Dios y al prójimo. De toda época y nación. Gentes que vivieron amando. De gran espiritualidad. De gran parte de ellos no conocemos ni rostro ni nombre, pero son astros luminosos en el firmamento. En el libro del Apocalipsis se les describe como una muchedumbre de toda nación, raza, pueblo y lengua. Pero, «¿de qué sirve nuestra alabanza a los santos y esta solemnidad?». Con esta pregunta comenzaba una homilía de San Bernardo para el día de Todos los Santos. Es una pregunta que también nos podemos plantear en este momento porque, además, mantiene actualidad la respuesta que Bernardo da: «Nuestros santos no ganan nada con nuestro culto. Por mi parte, confieso que, cuando pienso en los santos, siento arder en mí grandes deseos». ¿Deseos de qué? De ser mejor persona y creyente. De amar más y mejor. De ser personas más espirituales, más libres, más verdaderas. Este es el significado del día de hoy: al contemplar la luz de los santos, suscitamos el deseo de ser como ellos. Estamos necesitados de buenos ejemplos. Aprendamos de los santos y las santas. Aunque no profesemos la fe cristiana, porque más allá de lo que cada uno crea, en todo esto hay algo que une, que compartimos: la humanidad y el deseo de plenitud.