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Ilustración e Iglesia (II)

Historia de la Iglesia
Publicado: 27/02/2017: 2462

El pensamiento ilustrado presenta una serie de características que es necesario recordar. Estas constituyen un conjunto de principios fundamentales, como la fe en la razón, la bondad natural humana, el amor a lo natural y a la naturaleza, el deísmo y la fuerte crítica al cristianismo.

Desde Descartes, la razón es elevada a la categoría de lo divino, porque es el único camino para llegar a la verdad. Todo lo que pueda ser comprendido por la razón debe ser aceptado, según el conocido aforismo: “la razón ni engaña, ni se engaña”. Los ilustrados sostienen que la fe debe estar subordinada a la razón y lo no comprendido por la razón, debe rechazarse, como son los dogmas cristianos.

Los intelectuales ilustrados defienden que el hombre es bueno de por sí. No está corrompido por el pecado. No necesita redención. Toda corrupción o pecado es fruto de las malas leyes. Surge el mito del “buen salvaje”, del hombre que vive feliz en medio del bosque, en contacto con la naturaleza, sin religión ni moral revelada. La Filosofía no debe perder el tiempo en especulaciones estériles sobre el mundo, el hombre o Dios.

En lo referente a la Religión, los ilustrados no rechazan la existencia de Dios. Dios es el “Gran Arquitecto”, pero de Él sabemos muy poco. Sólo lo que nuestra razón pueda entender. Los misterios deben ser rechazados. La religión sobrenatural o revelada es inaceptable, pues supondría una manifestación de la providencia divina, la cual no existe (deísmo).

Como consecuencia, el rechazo al cristianismo es inevitable. Se considera a la Iglesia como la culpable de todas las desdichas de épocas pasadas. Es la responsable de las tinieblas que cubren a la sociedad. Esta actitud crítica se manifestará en la Revolución Francesa de 1789, que acosará y perseguirá a la Religión cristiana en nombre de la razón, de la felicidad y de la libertad.

Santiago Correa

Sacerdote Diocesano

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