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Saludo de D. Jesús Catalá en la visita de la imagen del Cautivo a los enfermos del Hospital Civil de Málaga

Publicado: 31/03/2012: 4762

Queridos enfermos, acabamos de escuchar el pasaje del evangelio de san Marcos, en el que se nos narra el encuentro de Jesús con una mujer, que padecía flujos de sangre (cf. Mt 5, 25-27).

Queridos enfermos, acabamos de escuchar el pasaje del evangelio de san Marcos, en el que se nos narra el encuentro de Jesús con una mujer, que padecía flujos de sangre (cf. Mt 5, 25-27). Esta mujer percibía que perdía vitalidad, perdía fuerza y vigor, se le escapaba la vida. Entonces recurrió a los médicos, para que la curaran; pero no pudieron hacerlo, dadas las limitaciones de la ciencia médica en aquel tiempo. Al ver que no recuperaba la salud, sino que iba a peor, tuvo confianza en Jesús y se acercó para que le curara. Jesús, al ver su gran fe, le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5, 34).

Hoy os visita Jesús-Cautivo en este Hospital; acercaos a él y pedidle la salud. También Jesús de Nazaret pidió a su Padre que, si fuera posible, no tuviera que pasar por la pasión y por la muerte (cf. Mt 26, 39); pero Dios permitió que sufriera ambas cosas. Queridos enfermos, si no obtenéis la salud corporal, al menos recibiréis fuerza para asumir el dolor y superar la dificultad. Pero hay otra salud que es más importante: la espiritual, que Dios concede siempre.

Queridos médicos y demás personal sanitario, agradecemos vuestros cuidados, vuestra ciencia y vuestros desvelos hacia los enfermos. A los que seáis cristianos os invito a que, además de cuidar a los enfermos con vuestra ciencia, les ofrezcáis una palabra de consuelo desde la fe.

Queridos familiares de los enfermos, contemplad a la Madre dolorosa junto a Jesús-Cautivo. La Virgen supo estar junto a su Hijo; no podía evitarle el dolor, ni la pasión, ni la muerte; pero estaba callada junto a su Hijo. A vosotros, familiares, os toca estar al lado del enfermo, sin poder hacer apenas nada por él; pero vuestra presencia es muy importante. Seguid acompañando a los enfermos, en silencio muchas veces, como lo hizo la Madre bendita con su Hijo.

Ahora nos dirigimos a Dios-Padre con la oración que el Señor Jesús-Cautivo nos enseñó; y nos le pedimos a la María Santísima de la Trinidad que interceda por todos nosotros.

Autor: diocesismalaga.es

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