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Funeral del Rvdo. D. Manuel Carnero Zorrilla (Cementerio-Málaga)

Publicado: 17/06/2014: 3117

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en el funeral del Rvdo. D. Manuel Carnero Zorrilla, celebrado en el Cementerio de Málaga el 17 de junio de 2014.

FUNERAL DEL RVDO. D. MANUEL CARNERO ZORRILLA

(Cementerio-Málaga, 17 junio 2014)

 

Lecturas: Rm 5, 12-13.17-21; Sal 50, 3-6.11.16; Mt 5, 43-48.

1.- Hemos escuchado en la carta a los Romanos, del apóstol Pablo, que el primer Adán, cabeza de la humanidad, con su actitud de desobediencia carga sobre sus descendientes las consecuencias de esa desobediencia. Por tanto, la humanidad en Adán vive las consecuencias del pecado.

El segundo Adán, Cristo, también cabeza de la humanidad, redime a la humanidad con su muerte y resurrección. Y si por un hombre entró el pecado, por otro hombre, Cristo, la humanidad queda redimida, salvada y resucitada. (cf. Rm 5, 18). Ésta es la fe que profesamos.

2.- En este acto litúrgico que ofrecemos al Señor, le pedimos que acoja en su seno a nuestro hermano Manuel, presbítero. Y le pedimos que Cristo lo resucite. Que le conceda el don de la inmortalidad que un día recibió en el bautismo. Hoy, el Cirio Pascual, símbolo de Cristo resucitado, nos recuerda con su llama (también la fe se designa como ‘la llama de la fe’), nos recuerda, digo, la esperanza y el amor que recibimos todos en el bautismo. Y nos dice que la llama de la fe se vive como un proceso que se desarrolla a lo largo de nuestra vida, en la que hemos de ir asimilando este regalo del Señor, porque la inmortalidad se nos ha dado como prenda, como germen, que hemos de desarrollar a lo largo de la existencia, y que poseeremos de una manera plena tras la muerte.

Por lo que pedimos al Señor, en esta eucaristía, que esa semilla de inmortalidad que nuestro hermano Manuel recibió en el bautismo quede ahora desarrollada de forma plena para que pueda gozar de la resurrección del segundo Adán, Cristo Jesús.

3.- En el Salmo 50 hemos pedido perdón al Señor. Y es que aparte de la Virgen, todo ser humano ha de pedir perdón, todos, naturalmente, menos Jesús que es Dios, pues todos somos pecadores que necesitamos el perdón de Dios, todos. En esta eucaristía pedimos perdón al Señor e imploramos su misericordia por nuestro hermano, por sus pecados, por sus fallos, por sus debilidades, para que el Señor sea misericordioso con él y también con nosotros.

4.- Pero toda eucaristía, también es una celebración de acción de gracias a Dios. En la semblanza de don Manuel, hemos escuchado que él sirvió a la diócesis de Málaga, allá donde ella le confió distintos ministerios: en parroquias, en enseñanza, en colegios. Ha sido un regalo para la diócesis de Málaga y para la Iglesia universal que se concreta en esta Iglesia de Málaga.

Por tanto, queremos dar gracias a Dios, en esta eucaristía, por el regalo de su sacerdocio, por su dedicación, por ese morir de cada día y su entrega en las tareas ministeriales donde el Señor le quiso llevar y confiar. De una manera sencilla, humilde y obediente fue desarrollando las tareas que se le confiaban.

Demos, entonces, gracias a Dios por todo ello. Agradezcámosle su presencia durante sus 84 años de vida. Y pidámosle a Dios que lo acoja en su seno.

Que la Virgen le acompañe; que lo lleve de su mano, como lo acompañó durante su vida de fiel cristiano y de sacerdote; que ahora lo lleve a la presencia de Dios Padre, para que sea acogido y pueda vivir la luz de la inmortalidad, esa prenda que se le regaló en el bautismo y que, después, en la ordenación sacerdotal el Señor lo quiso identificar consigo en el ministerio presbiteral. Que así sea.

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