Según explica Miguel Ángel Blanco, encargado de la escenografía, se trata de «una reproducción fotográfica del cuadro pintado por Raúl Berzosa para la ocasión sobre lienzo, de 3 por 4 metros. Tiene una textura preciosa enmarcado con una cenefa clásica que es lo habitual en estas celebraciones».

El lienzo ha sido colocado en la girola del altar mayor, por encima del tabernáculo central del altar mayor y de la imagen de la fe que corona el tabernáculo. «Ha sido un proceso complejo de subida, con cuerdas, a pulso - explica Blanco- en un tubo de hierro se ha fijado el lienzo del futuro beato y sobre él una “screen” que será lo que se descubra el sábado, con ayuda de un mando a distancia».

Los obreros de una empresa especializada en trabajos de altura «han recorrido el pasillo que bordea la Catedral por arriba, desde la puerta de las cadenas hasta la girola y después cruzar una pasarela hasta acceder al lugar indicado para subir el lienzo, siguiendo todas las medidas de seguridad necesarias», explica Blanco.