• Estudia mucho para conocer lo que Dios quiere de ti y ejecútalo sin demora.
• Si tu voluntad tienen tan poca fuerza que no sabe hacer lo que quiere, vivirás a merced de los caprichos y pasiones.
• No consiste la perfección en ser siempre y en toda circunstancia de una misma manera, sino ser, en cada caso, como la razón, ordenada y regida por la ley divina, pide que seamos.
• Si quieres saber cómo vas, mira bien a Jesucristo y después compara.
• Aprende a estimar las cosas en su justo valor. Si no usas bien de ellas, teme a Dios que las puso en tu camino para llevarte a Él.
• Pon al servicio de Dios tus pasiones, tu carácter, tu modo de ser y todas tus cosas, y así serás santo.
• Deja que los demás sean como fueren, pero tú sé como Dios quiere que seas.
• Tu trabajo no está en despojarte del ser que tienes y en adquirir otro nuevo, sino en perfeccionar todo tu ser.
• Ve en el prójimo la imagen de Jesús, y así amarás aún a los mismos enemigos.
• El mayor ejercicio de paciencia consiste en soportarnos a nosotros mismos.
• Estima la justicia tanto como la vida.