NoticiaSemana Santa Encani Llamas. Comentario al Evangelio del Lunes Santo 2020 Semana Santa 2019 en Nerja // J.M. PORRAS Publicado: 02/04/2020: 13917 Comentario al Evangelio del Lunes Santo 2020, por la periodista y Bachiller en Ciencias Religiosas Encarni Llamas. Le lavó los pies con sus lágrimas Con olor a nardo Cada vez que leo este pasaje del Evangelio resurge en mí un recuerdo de la niñez: el maravilloso olor de un perfume de nardo que mi madre guardaba, y aún guarda, en su tocador. Ella nos decía que era el olor de la Gloria de Dios y, al leer este texto, cobran sentido las sabias palabras de mi madre, pues el perfume que aparece en el texto de hoy forma parte de un anuncio claro de la pasión del Señor. Ayer, Domingo de Ramos, leíamos el pasaje de la entrada de Jesús en Jerusalén, acompañado de ramos de palmeras. La lectura del Evangelio del Lunes Santo es justo el pasaje anterior del Evangelio de Juan: la Unción de Jesús en Betania. Ese texto es el final del relato de los signos de Jesús en su vida pública, y el paso al Libro de la Gloria, que comenzará con el lavatorio de los pies. Es en ese trayecto literario donde surge el olor a nardo, el perfume reservado para ungir ante la sepultura. Jesús vuelve a Betania, junto a su amigo Lázaro, a quien resucitó, y a sus hermanas Marta y María a las que, como dice un amigo mío sacerdote “invitó a vivir como dos caras de la misma moneda: la oración y la acción”. Betania es la casa de los amigos del Señor. Tanto la casa como los amigos tienen para nosotros este año un valor especial: la primera por lo mucho que estamos viviendo en ella, y los segundos por lo mucho que los echamos de menos. Pues en Betania tiene lugar un hecho singular. María, que había escuchado las enseñanzas del Maestro, coge un perfume muy valioso y lo derrama en los pies de Jesús, lavándoselos con agua y lágrimas, y secándoselos con sus propios cabellos. El gesto de lavar los pies al huésped es un signo de hospitalidad en la cultura oriental. María da al Maestro el mejor perfume y la mejor toalla: el amor y la entrega fiel a la amistad. Ese perfume no simboliza un derroche de dinero, como le recrimina Judas, sino la gratuidad de la amistad y el derroche del amor. El Maestro se prepara para la Pasión con la oración confiada al Padre, con una buena charla entre amigos y con una cena muy especial con los apóstoles en el Cenáculo. Y termino centrando de nuevo la mirada en María, la que quizás es la misma que la de Magdala que, en palabras del sacerdote Alfonso Crespo, «quiere obsequiar al amigo y Maestro, al Señor que resucitó a su hermano Lázaro con lo mejor que tiene: un perfume muy valioso. Pero, sobre todo, quiere mostrarle en esta hora final su fidelidad a la amistad compartida. El gesto es muy significativo: se vuelca a sus pies, derrama el perfume y derrama sus lágrimas. Y los seca con sus propios cabellos. Es el signo más claro de aceptar el señorío de Dios, a quien proclama su Señor, porque ella ha sido liberada del pecado por el amor del Maestro: “Amó tanto porque... se le perdonó tanto”. Y el amor es el perfume más duradero, el bálsamo más suave. De ahí que Jesús exclame, ante la admiración de todos: “¡Dejadla... me unge para la sepultura!”». Que seamos buen perfume.