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Centenario del Colegio San Agustín y 50 años del actual colegio "Los Olivos" (Catedral-Málaga)

Publicado: 08/06/2019: 2044

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, en el centenario del colegio San Agustín y 50 años del actual colegio "Los Olivos", de los Padres Agustinos, en la Catedral de Málaga.

CENTENARIO DEL COLEGIO SAN AGUSTÍN

Y 50 AÑOS DEL ACTUAL COLEGIO “LOS OLIVOS”

(Colegio San Agustín – Málaga, 8 junio 2019)

Lecturas: Gn 11,1-9; Sal 32; Rm 8,22-27; Jn 7,37-39.

(Pentecostés-Vigilia)

1.- La acción del Espíritu Santo

Celebramos hoy la fiesta litúrgica de Pentecostés. El libro de Génesis narra la confusión de lenguas, como consecuencia del orgullo y de la división del género humano.

«Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras» (Gn 11,1). Pero al emigrar los hombres desde Oriente se dijeron unos a otros: «Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra» (Gn 11,4).

El Señor les confundió en Babel, de modo que ninguno entendía la lengua del prójimo (cf. Gn 11,7-9). Lo contrario de Babel es Pentecostés. Solo el Espíritu Santo nos hace capaces de hablar la misma lengua; pero no una lengua propia de una cultura o etnia, sino la lengua del amor, que es universal; la de la comunión, la del perdón, la de la misericordia, la de la confesión en una misma fe. Solo el Espíritu convierte la confusión de lenguas en concordia, armonía y comunión.

En la monición de entrada se hablaba, citando a san Agustín, de los “buenos tiempos”. Cuando el ser humano sigue las indicaciones del Espíritu y se deja moldear como el barro en manos del alfarero y es fiel a su acción, los frutos son buenos y la concordia reina. Cuando el ser humano se distancia de Dios y se erige en su propio dueño y señor, los tiempos empeoran; y se siembra la disensión, la discordia y el odio.

El Señor nos invita esta tarde a acoger al Espíritu para ser promotores de paz y de comunión. Esta mañana se había convocado en toda la Iglesia un minuto de oración por la paz, tan necesaria en nuestra sociedad. Es el Espíritu quien puede regalarnos la paz y la comunión y a él se lo debemos pedir, de modo especial en esta fiesta de Pentecostés.

2.- Jesús, manantial de agua viva

El evangelio de Juan presenta a Jesús como fuente de agua viva. El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús en pie gritó: «El que tenga sed, que venga a mí y beba» (Jn 7,37).

«El que cree en mí; como dice la Escritura: de sus entrañas manarán ríos de agua viva. Dijo esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él» (Jn 7,38-39).

Acojamos en nuestro corazón al Espíritu para ser ríos de agua viva, de paz y de concordia.

3.- Presencia de la Orden agustiniana en la Diócesis de Málaga

En el marco de la celebración de Pentecostés damos gracias a Dios por la presencia de la Orden Agustiniana en nuestra Diócesis, de modo especial por su tarea educativa. Agradezco la presencia en esta celebración de los miembros de la comunidad agustiniana de Málaga y otros religiosos que fueron miembros de la misma. Y también la presencia de tantos fieles, vinculados al carisma agustiniano.

La presencia de la Orden de san Agustín en la Diócesis de Málaga, data del siglo XVI. Antes de Málaga fundaron otros conventos. El convento de Santa Catalina de Alejandría en Antequera fue fundado por Santo Tomás de Villanueva en 1513 con la donación de la Ermita de Santa Catalina por el Obispo de Málaga Diego Martínez Ramírez de Villaescusa.

La fundación del convento de San Sebastián en Coín data de 1520, fundado también por Santo Tomás de Villanueva. Inicialmente estuvo ubicado en la plaza principal y posteriormente se trasladó a la ermita de San Sebastián, cambiando la primera denominación.

Posteriormente los agustinos fundaron el convento el de Colmenar, llamado de Nuestra Señora de la Candelaria en 1690, que empezó siendo una ermita; y sufrió graves desperfecto durante la Guerra de la Independencia y las luchas políticas entre liberales y absolutistas en el reinado de Fernando VII. También quedó suprimido en 1835 con la “desamortización”; la mal llamada “desamortización”, que, en realidad, fue un robo legal, que se ejecutó en varios momentos del siglo XIX, despojando de sus bienes a las instituciones de la Iglesia: órdenes y congregaciones religiosas, obispados, monasterios.

Los agustinos fundaron también el convento del Sagrado Corazón de Jesús en Ronda en 1903, por expreso deseo del beato Marcelo Spínola y Maestre. Perduró en manos agustinianas hasta 1919 en que el Obispo San Manuel González García lo entregó a los salesianos.

Hoy damos gracias a Dios por la presencia de tantos religiosos agustinos, hermanos y hermanas, que se santificaron en los claustros en Antequera, Coín, Colmenar y Ronda.

4.- El convento de San Agustín en la ciudad de Málaga

El convento de San Agustín en la ciudad de Málaga, que motiva esta celebración, se construyó inicialmente a partir de una ermita que poseían los agustinos desde 1521; pero hasta 1575 no obtuvieron la licencia del obispo de Málaga, Francisco Pacheco de Córdoba. Fue fundado por el padre Gabriel Pinelo, predicador en la corte de Felipe II; y el primer prior fue el padre Andrés de Torrecilla. Los frailes ampliaron el convento en 1576. Tenía estudios de matemáticas, filosofía y teología.

Los Agustinos estuvieron presentes en la ciudad de Málaga desde 1575 hasta la “Desamortización de Mendizábal” en 1836. Después regresaron en 1919 y estuvieron en el mismo centro hasta 1968, año en que construyen el nuevo Colegio de “Los Olivos”, que celebra en este año 2019 su cincuentenario.

Hoy damos gracias a Dios por el centenario de la presencia de los agustinos en Málaga y por el cincuentenario del nuevo colegio de “Los Olivos”.

5.- Acción de gracias a Dios

Queridos hermanos agustinos, con vuestra presencia y vuestra tarea educativa habéis contribuido a promover la comunión y la unidad del mismo lenguaje, que el Espíritu Santo concede con sus dones. Habéis colaborado para que el acontecimiento de Pentecostés tuviera lugar en Málaga en estos cien años. Habéis sido instrumentos del Espíritu haciendo una presencia de Pentecostés entre nosotros.

Habéis dado a conocer la frescura de las aguas vivas, que brotan de Jesucristo, manantial de vida eterna (cf. Jn 4,14). Esas aguas frescas y cristalinas del anuncio del Evangelio han regado en Málaga los campos resecos de la ignorancia, del analfabetismo, de las tinieblas que no conocen la luz verdadera, que es Cristo (cf. Jn 9,5).

Damos gracias a Dios por tantos religiosos ejemplares, que ofrecieron su vida, evangelizando en el marco de la tarea educativa.

Damos gracias a Dios por los muchos colaboradores seglares, vinculados y unidos al carisma de la Orden de san Agustín en Málaga, que dieron testimonio de su fe.

Damos gracias a Dios por las numerosas generaciones de alumnos, que se formaron en el colegio y que sirvieron a la sociedad desde su compromiso bautismal.

Damos gracias a Dios por toda la familia agustiniana, que, como Iglesia, ha sido una presencia benefactora, aportando frutos espirituales de transformación de la cultura en el campo educativo desde la luz del evangelio.

Queridos hermanos religiosos agustinos, habéis contribuido, como dice vuestro fundador san Agustín, a construir la ciudad terrena y la ciudad celeste, mediante el amor al hombre y el amor a Dios (cf. San Agustín, Ciudad de Dios, 14, 28). Por todo ello Málaga os está muy agradecida y hoy queremos expresarlo con nuestra oración, con nuestra acción de gracias a Dios y con nuestro afecto hacia vosotros.

Pedimos a la Santísima Virgen María que siga acompañando vuestra presencia y vuestra tarea educativa en nuestra querida ciudad de Málaga. Amén

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