NoticiaEntrevistas Loli Lavado: «Desde mi bautismo me sentí consagrada, había nacido para Él» Publicado: 23/05/2012: 3510 «Mujeres firmes, decididas, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades, para socorrerlos y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario», así describió el obispo malagueño beato Manuel González a las Misioneras Eucarísticas de Nazaret cuando fundó su congregación en Málaga en 1921. Hoy, ochenta años después, Loli Lavado (Málaga 1948) nos muestra que la obra de Mons. González sigue igual de viva que el primer día. –¿Cómo decidió hacerse misionera? –Cuando formas parte de algo tienes que tener en el interior algo que te atraiga, para mí la Eucaristía siempre ha sido lo principal de mi vida, siempre pensé que sin ese alimento no sería nada, gracias a Él hago muchas cosas. Desde 1985 ayudó al párroco de la iglesia del Carmen en la Carihuela, prestando servicio a la Iglesia. Allí conocí a una de las misioneras de la Unión Eucarística Reparadora, y comencé a asistir a sus retiros. Pero a los pocos años sentí que el Señor me pedía más y entonces pensé consagrarme a Él. Desde mi bautismo me sentí consagrada, sabía que había nacido para Él, porque mi vida no ha sido otra. Pero fue entonces cuando pasé a formar parte de las misioneras eucarísticas seglares de Nazaret, y desde entonces mi vida tomó otro rumbo, al sentirme consagrada por el Señor, lo que haces tiene más sentido gracias a Él. –¿En qué consiste la ayuda que presta? –Yo coso un poco, así además de prestar servicio en el altar, preparar la misa y registrar los libros, hago las casullas y las estolas. –Pero, como misionera hace mucho más... –Sí, y me siento muy feliz, creo plenamente que la felicidad existe gracias a Él, en mi vida la mano de Dios la veo con tanta claridad, que no creo que sea mérito mío, es gracia de Él, por eso hago las cosas con alegría. Como esta misma mañana, mi compañera y yo nos levantamos a las 5.45 de la mañana para ir al banco de alimentos de Bancosol, frente a Mercamálaga para recoger los alimentos que traemos aquí, a la casa de Marqués Valdecañas. Gracias a estos alimentos comen setenta familias. Tras descargar la furgoneta de fruta y verdura, la lleno de nuevo -cuenta ente risas- pero esta vez de misioneras eucarísticas para llevarlas por las tardes a los pueblos a enseñar catequesis. Porque como misioneras de Nazaret nos dedicamos a impartir catequesis en diferentes pueblos de Málaga, como: Canillas de Albaida, Arenas, Cuevas de San Marcos, Canillas de Aceituno, Alfarnate, Fuengirola y Torremolinos, entre otros. Este año está centrado en enseñar el sentido de la Eucaristía, porque la gente no lo conoce. Explicamos también los signos de la misa, qué significa cada paso que da el párroco y la gente está muy contenta con ello. –¿Qué le diría a esas personas que no se deciden a comprometerse? –- Que no tengan miedo, que lo intenten y que prueben, porque las cosas hay que probarlas, como las comidas, si no has probado nunca una comida no sabes si te gusta, pero si te gusta puedes repetir, pues esto es lo mismo, entonces el que quiera que se comprometa. Incluso yo en la parroquia lo digo, no tengan miedo, que para mí el conocer y seguir a Jesús ha sido una maravilla y ellos me responden que ya lo ven, que me paso las horas en el altar, poniendo flores, manteles y siempre sonriendo. Pero hoy día hay mucho recelo a comprometerse. Yo les digo que seguir a Cristo es lo más maravilloso que existe, da la felicidad completa y yo doy testimonio de ello, siempre estoy contenta, sólo me enfado con las injusticias, eso sí, me “cojo unos mosqueos”, pero por lo demás siempre estoy feliz. El que hace las cosas sencillamente y se entrega de verdad, no le importa hacer lo que sea, lo hace contento. Yo quiero mucho al Señor y estoy segura de que el Señor me quiere mucho a mí. Lo importante no es tanto hablar, sino dar testimonio con nuestra vida, y yo lo intento cada día. PENSAMIENTO DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZ «Existirán unas Marías al frente de todas las del mundo, tan heroicas como las auténticas del Calvario, que nada teman... Habitarán en todas partes, prontas a trasladarse donde su misión las reclame acamparán en cada lugar el tiempo que necesiten para su trabajo... Ellas tendrán el hilo de toda la trama de amor y desagravio... Ellas formarán un taller inmenso donde se prepare trabajo a todos los operarios evangélicos... Ellas recogerán los buenos deseos de las madres cristianas y acercarán los niños a su gran Amigo... Y así irán por calles y plazas, atravesando montes y collados llamando, a todos y utilizando lo bueno que hay en cada uno, le moverán a ofrecerlo al Santo de los santos en el banquete de bodas». Autor: Beatriz Lafuente