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El convite del fariseo

Publicado: 15/07/2021: 22401

El artista flamenco Miguel Manrique fue el gran renovador del panorama pictórico malagueño del XVII. Después de una presunta formación en Amberes en el taller de Peter Paul Rubens continuada en Génova junto a Giovan Andrea Ferrari y Cornelius de Waal, aparece establecido en Málaga en torno a 1635.

En Málaga se convirtió en el principal responsable de una serie de importantes encargos para las iglesias y conventos, desgraciadamente desaparecidos en su práctica totalidad entre 1931-1936.

Este monumental lienzo fue realizado originalmente para el refectorio del Convento de la Victoria de los Frailes Mínimos de San Francisco de Paula. La elección del Convite del Fariseo resulta interesante y original desde un punto de vista iconográfico, por cuanto la pauta habitual era que estos espacios conventuales fuesen presididos por una pintura de la Última Cena. En cualquier caso, no deja de ser un pasaje evangélico igualmente eficaz a la hora de recordar la necesidad de santificar el acto humano de alimentarse dando gracias a Dios por el pan de cada día. A raíz de la Exclaustración de las Órdenes Religiosas masculinas en 1835, el cuadro pasó a la Catedral por orden del Gobernador de Málaga, Melchor Ordóñez.

Miguel Manrique se inspira en el cuadro homónimo de Rubens, conservado en el Museo del Ermitage en San Petersburgo, difundido por los grabados de Michel Natalis. El tratamiento pictórico hace gala de las aportaciones venecianas y flamencas al combinar la intensidad del colorido con la ampulosidad escenográfica y la distribución en friso de los protagonistas de la escena. Como aportaciones propias, Miguel Manrique apuesta por la sobriedad compositiva y un naturalismo en los rostros que los personaliza y refuerza expresivamente, adecuándolos al gusto realista imperante entre el público español.

Juan Antonio Sánchez López

Diócesis Málaga

@DiocesisMalaga
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