NoticiaPapa Francisco Felicidades, Franciscus Publicado: 13/03/2017: 12153 El Papa que llegó a Instagram con el nombre de Franciscus cumple cuatro años como sucesor de Pedro. Como obispo de Roma. Hoy lunes 13 de marzo se celebra el cuarto aniversario del pontificado del Papa Francisco. Del argentino que no ha dejado indiferente a nadie. Ni a los de fuera ni a los de dentro. Es prácticamente imperceptible la crítica a este Papa por parte de quien no está vinculado a la Iglesia Católica, todo lo contrario, gusta. Y mucho. Sin embargo, hay que reconocer que a un sector reducido de católicos no le hace mucha gracia. Ha ocurrido a lo largo de la historia con otros Papas ahora santos. No es novedad. Unos por una cuestión de doctrina, otros por una cuestión de formas y otros por motivos de lo más dispares preferirían a otro. Quienes alegan lo primero no se percataron que la doctrina católica no ha cambiado, a quien le desagrade por lo segundo debería pensar en Cristo y olvidar formas históricas del ejercicio del papado y a quienes en definitiva ponen en duda su autoridad habrá que recordarles que desde la fe, Jorge Mario Bergoglio, fue elegido Papa por el Espíritu Santo. No es de recibo por tanto escuchar que el verdadero Papa no es él. Como tampoco tiene ni pies ni cabeza vincular su autoridad a un ejercicio de formas. Quien en cuatro años ha visitado 26 países y tiene más de 31 millones de seguidores en Twitter es criticado. Es una evidencia. Pero cuidado, quienes critican a Francisco lo subestiman. Estamos ante un hombre que ofrece algo más que un cambio de estilo. Busca, como tantos otros papas, que la comunidad de los seguidores de Jesús esté unida guiada por criterios evangélicos, ofrezca un rostro cercano especialmente a los más pobres y bajo ningún concepto nadie encuentre en la Iglesia Católica un paraguas para que quien cometa escándalo esté protegido. El Papa que ha entrado en la historia batiendo el récord de santos canonizados -833 en total- superando los 482 santos canonizados en los 26 años de pontificado de Juan Pablo II, con sus reflexiones sobre la fuerza transformadora del Evangelio ha sabido conectar con los anhelos de la sociedad y afronta grandes retos pendientes. Lástima que no todos lo han entendido así. Olvidaron que el Espíritu sopla donde quiere y que la fidelidad a la Palabra exige parresía, es decir, valentía y libertad.