DiócesisHomilías

Apertura del Curso académico 2010-2011 en los Centros Teológicos (Seminario Diocesano-Málaga)

Publicado: 01/10/2010: 1074

APERTURA DEL CURSO ACADÉMICO 2010-2011

EN LOS CENTROS TEOLÓGICOS

(Seminario-Málaga, 1 octubre 2010)

Lecturas: Jb 38, 1.12-21; 40, 3-5; Sal 138; Lc 10, 13-16.

1. Iniciamos con esta Eucaristía el nuevo curso que el Señor nos regala ante nuestros ojos y nos da la oportunidad de volver a serles fieles. Nos permite poderle responder de nuevo con alegría, con ilusión, con entusiasmo.

Hemos observado en el texto que se ha leído del libro de Job, ese diálogo simpático en el que Job se presenta como el que quiere justificarse a sí mismo ante Dios y en el que pretende saber y conocer las cosas. Y Dios, jugando con el mismo lenguaje con el que Job le habla, empieza a hacerle preguntas sobre la inmensidad del cielo, sobre el océano, sobre el Abismo, sobre la Aurora, (Cf. Jb 38, 16-18) «¿Por dónde se va a la morada de la luz?» (Jb 38, 19a). Y ante esas abrumadoras preguntas a las que no tiene respuesta clara, no tiene ni idea, es cuando cae en la cuenta de que hay una gran distancia entre Dios, el Creador, el Señor, el Omnipotente, y la criatura.

La experiencia de ser criatura resitúa a Job que estaba mal colocado en la Creación, estaba mal colocado delante de Dios creyéndose ser alguien. Al final se da cuenta y con ese gesto típico del mundo bíblico, se tapa la boca; es decir, diciéndose para sí callaré, callo porque no tengo réplica, Dios me ha dejado sin palabras, Dios es el totalmente Otro que me ha dejado sin palabras.

2. Os invitaría a que reflexionáramos sobre tres “A”. Vamos a reconsiderar tres actitudes o tres aspecto que empiezan por la letra “A”. ¿Qué nos pide el Señor ante este nuevo curso?

La primera “A” de asombro y admiración .La criatura será siempre criatura, el hombre será siempre hombre. Cuando intente ponerse en el puesto de Dios fracasará; más aún, no sólo fracasará como podemos tener experiencia en las distintas sociedades o en los distintos momentos históricos, cuando el hombre se pone en el pedestal diciendo “yo soy Dios y quiero ocupar el puesto de Dios”, sino que es un desastre para esa sociedad o un desastre para la mismo persona.

Primera actitud: de asombro. Es la actitud del ser humano ante lo que le admira, ante lo creado, ante el otro, ante Dios. Es también la actitud propia del filosofar que se admira, que pone ese rostro de asombro ante la belleza, porque contempla la verdad, porque ve la luz. Porque ve que lo que está delante de él, los dones, lo creado que es algo que él no ha puesto. De esto es de lo que se da cuenta Job: “¿Tú quién crees que eres?” –dice el Señor–. “Tú eres una simple creatura, asómbrate. Admírate de lo que el Señor tu Creador ha hecho por ti.”. (Cf. Jb 38, 1-11).

3. Si no tenemos una actitud, una intencionalidad, un estilo de asombrarnos, de admirarnos ante las maravillas de Dios, poco interés tendremos en descubrirlas. El saber filosófico, el saber teológico parte de un querer descubrir. Parte de Alguien que nos ha hablado y por ser capaces de escuchar somos interlocutores válidos, capaces de escucha, capaces de contemplación, capaces de admiración, capaces de que lo que nos llega de fuera, porque es revelación objetiva, podamos recibirlo.

Y aquí todos, profesores y alumnos, necesitamos esta actitud de admiración, de asombro. Ponerme delante de Dios, ponerme delante de su Palabra, ponerme delante de su Creación, de los dones que me regala y descubrir.

¿Qué está haciendo la ciencia hasta hoy y seguirá haciendo? Pues no han inventado nada, los científicos no han inventado nada. Los científicos han ido - y aún no han terminado - descubriendo lo que está en la naturaleza. Cada vez con mejores aparatos, cada vez con mejores técnicas, cada vez con mayor precisión, pero siguen simplemente descubriendo lo que Dios ha puesto e imitándolo. El otro día viajando en avión, había un montón de aviones en el aeropuerto, y pensaba cómo el hombre ha dado una forma al avión imitando la de las aves, la cabeza, el pico y las alas. Es que no ha inventado nada. Qué difícil es crear algo nuevo. Los grandes genios pueden deducir y sacar y a partir de ahí sale algo, y es que todo nos viene dado, incluso las mismas facultades.

Por tanto, una primera actitud de esa admiración y asombro ante quien está delante de mí, máxime siendo una persona, es Cristo. En el Evangelio, dice que es Jesús la Palabra final (cf. Lc 10, 16).

4. Hoy es santa Teresa y ella ha vivido esa capacidad de asombro, se admirado, ha contemplado a Dios desde una actitud muy sencilla y humilde, sin pretensiones. Sencillez del alma cándida, esa humildad que ha vivido siempre, sentirse la última, la más pequeña, pero sentirse amada por Dios. Su intersección y su ejemplo nos pueden ayudar a vivir esta admiración de la que estamos hablando.

Ella decía: «Para mí la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús» (Teresa del Niño Jesús). Este es el objetivo último, una persona: Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, que me salva, que revela el amor del Padre y que me llena de luz. Que es la Verdad, que es el Camino, que es la Vida. Ése es el objetivo final, encontrarse con Él, partiendo de la admiración, partiendo de cuestiones, de preguntas. Ese es el objetivo final.

5. La segunda “A” o la segunda actitud es de Acción de gracias (agradecimiento). Somos conscientes de que todo esto es dádiva del Señor. Por tanto, qué menos que una actitud de agradecimiento al Señor porque nos permite entrar en ese diálogo. Somos unos privilegiados. Cuántos científicos que saben mucho, que han hecho descubrimientos -decimos descubrimientos no decimos inventos, porque no inventan nada sino que hacen descubrimientos- y no encuentran a Dios.

El último caso lo tenemos reciente estos últimos días con el famoso científico Hawking, que parecía que hace tiempo tenía una apertura a lo trascendente, parecía un hombre creyente, y ahora sale del laboratorio diciendo que Dios no existe.

Con ese método que estos científicos usan no pueden encontrar a Dios, Dios se escapa de ese método. Se escapa al microscopio, a la mirada de científico por muy sabio que éste sea. Dios trasciende todo eso y te trasciende a ti. Creo que Hawking se ha caído con todo el equipo; ha perdido credibilidad, queriendo entrar en otra ciencia que no le corresponde. Si no se sabe de una rama del saber lo mejor es callarse. Sólo podemos hablar de lo poco que sabemos. Habla de lo que sepas y cállate de lo que no sepas.

Agradecimiento a Dios que nos ha concedido el regalo de la fe. El que no tiene ese regalo, o el que rechaza ese regalo, se queda sin encontrarse con su Señor y Creador, con Jesucristo, con el Padre y con el Espíritu.

6. Y la tercera “A” está más vinculada al Espíritu. La primera es más de cara al Padre, la segunda “A” al Padre y al Hijo. Y la tercera “A” es Apertura al Espíritu.

A este curso no podremos sacarle jugo si no estamos abiertos al Espíritu. Porque es el Espíritu el que permite que nosotros entremos en contacto con Dios. El Espíritu y nuestro espíritu sintonizan, pero necesitamos la unción del Espíritu, los dones del Espíritu para entrar en contacto con la divinidad.

Necesitamos estar abiertos a la luz de Dios porque si no veremos solo con nuestra pobre y ciega luz, con nuestro candil, y hay que ver con la luz potente del Sol, del Sol divino, del Sol de Cristo, de la Revelación. Y eso no es posible si no se está abierto al Espíritu.

7. Conviene que no perdamos de vista estas tres “A” durante el curso. La primera, Asombro, que nos hace entrar en contacto con Dios. La segunda, Acción de Gracias por lo que nos concede, por lo que nos permite, por lo que nos regala. La tercera, Apertura al Espíritu, apertura a esa misma divinidad, al mismo Dios trino que se me presenta así, trino: tres personas. No se me presenta como una entelequia, como un ser especial raro e inaccesible.

Os invito, queridos profesores y alumnos de los tres Centros, a comenzar este curso desde esta perspectiva.

Y le pido al Señor que nos ayude a entrar en esta dinámica y en este diálogo (dia-logos). Hay una Palabra divina que nos enriquece, que nos ilumina, y hay un logos pequeño nuestro que entra en contacto con ese Logos.

Le pedimos a la Virgen Santísima, que ella que sí que supo estar abierta al Espíritu, quedar admirada y dar gracias a Dios en toda su vida, nos ayude a empezar en este nuevo curso con alegría, con gozo la tarea que el Señor nos regala y nos encomienda al mismo tiempo. Que así sea.

Más artículos de: Homilías
Compartir artículo