NoticiaPapa Francisco La Adoración Eucarística con "Amoris laetitia" Publicado: 28/05/2016: 11468 La coordinadora de Cáritas Arciprestal de Archidona-Campillos ha preparado estos textos para ser meditados durante la procesión del Corpus delante de cada uno de los altares o en cualquier celebración de adoración eucarística. Están inspirados en el capítulo IV de la Exhortación Apostólica Postsinodal "Amoris laetitia" del papa Francisco. Altar 1. El amor es paciente Nos dice el papa Francisco: La paciencia se ejercita cuando la persona no se deja llevar por los impulsos y evita agredir al otro….Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos traten como objeto. El problema se da cuando nos creemos superiores y esperamos que todo se cumpla según nuestros caprichos. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva a reaccionar con agresividad… y la familia puede volverse un campo de batalla….La paciencia cristiana se afianza cuando reconocemos que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es… El amor tiene siempre un sentido de profunda compasión que nos lleva a aceptar al otro como parte del mundo, también cuando actúa de un modo diferente a como yo desearía. (AL 91 y 92) Oración: Oremos al Padre del amor por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo en el pan consagrado, para que nos dé un corazón paciente, tolerante y comprensivo. Padre nuestro… Altar 2. Actitud de servicio Nos dice el papa Francisco: El verdadero amor nos lleva siempre a servir a los demás.. En todo el texto de la Primera Carta a los Corintios, Pablo quiere decirnos que el amor no es solo un sentimiento, sino que se debe entender en el sentido que tiene el verbo amar en hebreo: hacer el bien. Amar es hacer el bien. Como decía san Ignacio de Loyola: “el amor se debe poner más en las obras que en las palabras”. Así, puede mostrar toda su fecundidad, y nos permite experimentar la felicidad de dar, la nobleza y la grandeza de donarse con generosidad, sin miedo, sin reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir. (AL 93 y 94) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo para que nos enseñe a servir, a amarnos, a estar siempre al lado de los que sufren, de los pobres, de los más necesitados. Padre nuestro… Altar 3. Sanar la envidia Nos dice el papa Francisco: En el amor no hay lugar para sentir malestar por el bien del otro. La envida es una tristeza por el bien ajeno, nos centra en el propio yo. El verdadero amor valora los logros ajenos, no los siente como una amenaza, acepta que cada uno tiene dones diferentes y distintos caminos en la vida. Entonces, procura descubrir su propio camino para ser feliz, dejando que los demás encuentren el suyo… El amor nos lleva siempre a rechazar la injusticia de que algunos tengan demasiado y otros no tengan nada, por eso nos mueve a buscar el que los pobres puedan vivir con un poco de alegría. Eso no es envidia sino deseos de igualdad. (AL 95 y 96) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo presente hoy en las calles de nuestro pueblo o de nuestra ciudad para que nos enseñe a corregir nuestras envidias, a no codiciar los bienes ajenos y a rechazar las injusticias que nos apartan del camino del amor. Padre nuestro… Altar 4. El amor es humilde Nos dice el papa Francisco: Rechacemos la actitud pedante y agresiva. Quien ama, no solo evita hablar demasiado de sí mismo, sino que además nunca pretende ser el centro. El soberbio se considera más grande de lo que es, se cree más espiritual o sabio. Pero en realidad lo que nos hace grandes es el amor que comprende, cuida y protege al débil… La actitud de humildad es parte del amor, porque para poder comprender, disculpar o servir a los demás de corazón es indispensable sanar el orgullo y cultivar la humildad. Recordemos las palabra del apóstol San Pedro: «Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios pero da su gracia a los humildes» (1ª Pe 5, 5). (AL 97 y 98) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo presente hoy en las calles de nuestro pueblo para que nos haga más humildes, sencillos y acogedores, que comprendamos las palabras del Maestro que no ha venido a ser servido sino a servir… Padre nuestro... Altar 5. El perdón Nos dice el papa Francisco: Cuando hemos sido ofendidos, el perdón es posible y deseable, pero nadie dice que sea fácil… Hoy sabemos que para poder perdonar necesitamos pasar por la experiencia liberadora de comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos. Tantas veces nuestros errores nos han llevado a perder el cariño hacia nosotros mismos. Eso hace que terminemos guardándonos de los otros, escapando del afecto. En estos momentos, el poder culpar a otros se convierte en un falso alivio. Hace falta orar con la propia historia, aceptarse a sí mismo, saber convivir con las propias limitaciones, e incluso perdonarse, para poder tener esa misma actitud con los demás… Si aceptamos que el amor de Dios es incondicional, que el cariño del Padre no se debe comprar ni pagar, entonces podremos amar más y perdonar a los demás aun cuando hayan sido injustos con nosotros… La familia donde no hay perdón y comprensión, se convierte en un espacio permanente de tensión y de mutuo castigo. (AL 106-108) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo, para que nos enseñe a perdonarnos, a aceptarnos unos a otros. Solo del Señor podemos recibir las fuerzas necesarias para perdonar a nuestros propios enemigos. Señor, enséñanos a perdonar como Tú nos perdonas. Padre nuestro… Altar 6. Desprendimiento Nos dice el papa Francisco: El verdadero amor no busca el propio interés sino que busca el interés de los demás. Ante una afirmación tan clara de la Escritura hay que evitar darle prioridad al amor a sí mismo como si fuera más noble que el amor a los demás. Santo Tomás nos dirá que pertenece más al amor querer amar que querer ser amado. De hecho las madres, nos dice el teólogo, que son las que más aman, buscan más amar que ser amadas. Por eso el amor puede ir más allá de la justicia sin esperar nada a cambio, hasta llegar al amor más grande, que es dar la vida por los demás, como nos dice el Evangelio, y Jesús nos recuerda: «Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis». (AL 101) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo, para que nos enseñe a ser desprendidos, generosos, dispuestos a compartir nuestro tiempo, nuestros bienes, nuestra amistad con todos, especialmente con los que menos tienen y pueden. Señor, haz nuestro corazón semejante al tuyo. Padre nuestro… Altar 7. Amabilidad Nos dice el papa Francisco: Amar es volverse amable. Indica que el amor no obra con dureza, no actúa de modo descortés, no es duro en el trato. Sus modos, sus palabras, sus gestos son agradables y no ásperos ni rígidos. Detesta hacer sufrir a los demás, la cortesía es una gran escuela de sensibilidad y nos enseña a sentir, a hablar y en ciertos momentos a callar, como nos dice el pensador Octavio Paz, citado por Francisco. Un amor amable genera vínculos, cultiva lazos, crea nuevas redes de integración, construye una trama social firme… Una persona antisocial cree que los demás existen para satisfacer sus necesidades, y que cuando lo hacen solo cumplen con su deber. En estas personas no hay lugar para la amabilidad del amor. Jesús nunca utiliza palabras que humillan, que desprecian, que entristecen. Su lenguaje es siempre amable. Aprendamos en nuestras familias este lenguaje amable de Jesús (no tengas miedo, levántate, ánimo hijo, vete en paz). (AL 99 y 100) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo, para que nos haga más amables, para que nuestras familias y nuestros grupos parroquiales se distingan por el diálogo sincero y abierto, comprendiéndonos más unos a otros, aceptando al que se equivoca. Señor, enséñanos a ser amables como Tú lo eres con nosotros. Padre nuestro… Altar 8. Alegrarse con los demás Nos dice el papa Francisco: Las personas nos alegramos con el bien del otro cuando reconocemos su dignidad, cuando se valoran sus capacidades y sus buenas obras. Esto es imposible para quien necesita estar siempre comparándose o compitiendo, incluso con el propio cónyuge, hasta el punto de alegrarse secretamente por sus fracasos. Cuando una persona ama, se alegra con la felicidad del otro. Si no alimentamos nuestra capacidad de gozar con el bien del otro y nos concentramos en nuestras propias necesidades, nos condenamos a vivir con poca alegría, ya que como ha dicho Jesús: “Hay más felicidad en dar que en recibir”. La familia y el grupo parroquial deben ser siempre el lugar donde alguien que logra algo bueno en la vida sabe que allí lo van a celebrar con Él. (AL 109) Oración: Oremos al Padre por medio de Jesucristo, presente hoy en las calles de nuestro pueblo, para que nos conceda la virtud de la verdadera alegría, que seamos cristianos alegres, optimistas, cargados de esperanza en medio del mundo. Aprendamos del papa Francisco, que ha querido poner la palabra alegría en sus dos importantes escritos: La alegría del Evangelio y La alegría del amor. Padre nuestro…