La directora del colegio, y superiora de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, sor Isabel Florido, será la encargada de recoger esta distinción en nombre de toda la comunidad educativa del centro, pero también en nombre de todos los que, a lo largo de sus ya 153 años, han pasado por sus aulas. Tanto religiosas como profesores y estudiantes se sienten identificados con la obra de un colegio que fue construido en unos terrenos en el llamado Corralón de Ollerías, tal y como fue el deseo de uno de los principales benefactores de sus inicios: Tomás Heredia Livermore, hijo de Manuel Agustín Heredia.

La jefa de estudios y directora en funciones, María del Carmen Lozano, ha expresado a los medios su «enorme satisfacción por el gran honor» que supone para el colegio recibir este reconocimiento, «que el mismo tiempo supone un refuerzo positivo para seguir en la lucha y hacer nuestra labor con más ímpetu», explicó.

Este colegio ha sido el primer concertado que recibió la denominación de bilingüe por parte de la Consejería de Educación en la ciudad y destaca por su atención a la diversidad, propiciando una educación integral a su alumnado. «De este modo, profundizamos en las raíces de nuestro colegio y de las orden de las Hijas de la Caridad, que no formaban a las élites, sino a los hijos de las familias necesitadas, y continuamos el pensamiento de San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac, que pensaban que la educación de los jóvenes es el motor de una sociedad nueva», precisa Lozano.

«Es importante que la Administración reconozca a una institución educativa que lleva muchísimos años y que ha sabido permanecer en el tiempo, adaptándose a las nuevas leyes y a las nuevas normativas», insiste Lozano, que asegura que este año la demanda de padres por matricular a sus hijos en este centro ha vuelto a superar a la oferta disponible, «lo que también reafirma nuestra labor, ya que las familias nos confían la educación de sus hijos», agrega la directora en funciones.