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Jorge Hernández Mollar: «Soy católico porque lo mamé en mi casa y tuve la suerte de que me bautizaran»

Publicado: 04/06/2013: 5683

«Aprendí de mi padre el amor al servicio público, la honradez y la honestidad» afirma el subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar (Melilla, 1945), que explica que “a Melilla le debo todo lo que soy, auque es muy fácil sentirse malagueño”. Es el representante del gobierno en la provincia, responsable de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, así como de sus órganos administrativos, además de ser, como él mismo dice: «la correa de transmisión de las inquietudes de los malagueños al Estado»

–¿Qué le movió a meterse en política? 

–Soy de una familia de clase media. Mi padre fue comerciante y concejal, por lo que aprendí de él la importancia del servicio público. Tenía una honestidad a prueba de bomba. Todas esas cosas las aprendes en tu casa, la disciplina personal, el esfuerzo, el trabajo, todo eso sirve de caldo de cultivo, para que aspires a un modelo de sociedad determinado. Si no te gusta lo que ves, luchas por cambiarlo y si además eres joven y tienes la sangre caliente, te lleva a querer cambiar el mundo, eso es ser joven. Yo creo que en mi generación éramos muy idealistas, algo que es fundamental, y que echo de menos en las generaciones actuales. 

–¿Cómo ve la sociedad actual? 

–Creo que la gente se ha hecho más egoísta, piensa más en sí misma. El materialismo de alguna manera ha ido ganando terreno al idealismo. Necesitamos una sociedad más idealista, que reflexione y piense más. Estamos inmersos en una vorágine de vida, en la que la gente tiene mucha información pero reflexiona poco. Las nuevas tecnologías son la gran revolución del siglo XXI, pero dedicamos poco tiempo al esfuerzo de investigar, estudiar o trabajar a fondo los temas. Hoy buscas en Google y encuentras lo que quieras, lo cortas y lo pegas. Antes había que ir a las enciclopedias, leer, estudiar. Yo creo que avanzar es muy bueno, tener una herramienta como Internet es increíble pero hay que saber administrarlo, no se debe descuidar la reflexión, sobre todo hacia adentro. La gente enseguida salta. Lo ves en la televisión. Todo es a base de gritos. Hoy hay que gritar menos y pensar más. 

–Aún así, ¿Es consciente de que la gente está muy desencantada? 

–Hay razones para que la gente esté desencantada. A nuestros hijos no les estamos ofreciendo una sociedad modelo, sino una sociedad un poco enferma donde impera el relativismo, donde no se valora suficientemente el esfuerzo y el trabajo personal, ni siquiera económicamente y eso es muy grave para la confianza y la ilusión de nuestros jóvenes. Desgraciadamente el esfuerzo que hace hoy un trabajador no tiene la recompensa que tiene que tener y en eso la sociedad actual es bastante injusta. La crisis no es solo económica, también es de valores, de moral, de ética. Para remediarlo, es necesario un esfuerzo común, tanto de los que tenemos responsabilidades de gobierno en el ámbito público, como de los padres y madres en el ámbito privado.

–¿Cómo ve el futuro? 

–Soy optimista con respecto al futuro. Le diría a los malagueños, que tengan confianza en sí mismos, que no se desanimen. A pesar de las dificultades vamos a salir a delante. Tiene que ser un esfuerzo colectivo, lo fundamental es trabajar en la familia y la escuela, porque ahí es donde se aprenden la honradez y la honestidad. La sociedad malagueña tiene muchas capacidades para superar este temporal. Aquí estamos acostumbrados a los temporales de levante y sabemos que después de la tempestad viene la calma, y estoy convencido de que llegará pronto. Hay que estar muy orgulloso de vivir en Málaga.

Autor: Beatriz Lafuente

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