NoticiaAño de la Misericordia «Anteponer la misericordia al juicio» Publicado: 08/12/2015: 10738 «Este año extraordinario es también un don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno». Son palabras del papa Francisco en su homilía en la apertura del Año Santo de la Misericordia. En la predicación de la Misa en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el papa ha hablado sobre el pecado y la gracia: «Dentro de poco, tendré la alegría de abrir la Puerta Santa de la Misericordia. Hacemos este gesto, como lo he hecho en Bangui, muy sencillo, pero fuertemente simbólico, iluminados por la palabra de Dios que hemos escuchado y que coloca en primer lugar el primado de la gracia. Y aunque se repite más veces en las lecturas nos lleva a la expresión del angel Gabriel dirigió a una muchacha: “Alégrate llena de gracia”». Y añadió, «Cuando Gabriel entra en su casa, hasta el misterio más profundo que va más allá de la razón, se convirte para ella en motivo de alegría, motivo de fe, motivo de abandono a la palabra que le es revelada. La plenitud de la gracia puede transformar el corazón, es capaz de realizar un acto tan grande que puede cambiar la historia de la humanidad. La fiesta de la Inmaculada Concepción expresa la grandeza del amor de Dios. Él no es sólo quien perdona el pecado sino que, en María, llega a prevenir la culpa original que todo hombre lleva en sí cuando llega a este mundo. Es el amor de Dios que previene, que anticipa y que salva». En la misa celebrada en la plaza de San Pedro, el papa ha profundizado en el significado del año jubilar: «Es Él el que nos busca, es Él el que sale a nuestro encuentro. Será un año en el cual crecer en la comprensión de la misericordia. ¡Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia! Tenemos que anteponer la misericordia al juicio. Y en todo caso el juicio de Dios estará siempre iluminado por su misericordia. Atravesar la puerta santa, por lo tanto nos haga sentir partícipes de este misterio de amor, de ternura. Abandonemos toda forma de miedo y de temor, porque no es propio de quien es amado. Vivamos más bien la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo». El papa ha hecho referencia, asimismo, al 50 aniversario de la clausura del Vaticano II: «Hoy, aquí, en Roma, en todas las diócesis del mundo, atravesando la puerta santa queremos también recordar otra puerta que hace 50 años los padres del concilio abrireron para el mundo. Un encuentro marcado por la fuerza del Espíritu que empujaba a la Iglesia a salir de los escollos que por muchos años la habían recluido en si misma para retomar con entusiasmo el camino misionero. Era un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allá donde vive, en su ciudad, en su casa, en el trabajo. Dondequiera que haya una persona, allí está llamada la Iglesia a llevar la alegría del Evangelio y llevar la misericordia y el perdón de Dios. Un impulso misionero que, después de cinco décadas, seguimos retomando con el mismo entusiasmo» y, añadió, «cruzar hoy la puerta santa nos comprometa a hacer nuestra la misericordia del buen samaritano»