El incendio del amor, por Rafael Pérez Pallarés
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Artículos
Hay en Orígenes de Alejandría una sentencia atribuida a Jesús: «Quien está cerca de mí está cerca del fuego». Es una expresión que sorprende porque, siguiendo la lógica de la sentencia, quien no quiera ser quemado, advertirá Benedicto XVI, deberá alejarse del Señor.
Por eso, cabe preguntarse, cuando nos alejamos del Señor, ¿por qué es? ¿Tenemos miedo a que su amor nos envuelva? ¿Huimos, más o menos conscientes, de su poder transformador? ¿Tenemos reticencias a cambiar de vida? Se da la circunstancia de que en el sí al seguimiento de Cristo se incluye el valor de dejarse abrasar por el fuego de su amor. Por eso, solo si tenemos el valor de estar junto a este fuego, si nos dejamos incendiar nosotros mismos, podremos también nosotros encender el fuego del Evangelio en esta tierra aportando la necesaria fuerza de transformación. Es en la oración donde podemos conectar, de manera preciosa, el corazón de Cristo con nuestro corazón.