DiócesisHomilías Navidad 2024 (Catedral-Málaga) Nacimiento en el Belén de la Catedral // S. MORALES Publicado: 25/12/2024: 220 Homilía de Mons. Jesús Catalá en la Eucaristía del día de Navidad celebrada en la Catedral de Málaga el 25 de diciembre de 2024. NAVIDAD (Catedral-Málaga, 25 diciembre 2024) Lecturas: Is 52, 7-10; Sal 97, 1-6; Hb 1, 1-6; Jn 1, 1-18. Anunciar el misterio de Dios con nuevo lenguaje 1.- Estamos celebrando la Navidad, hermosa fiesta de esperanza para toda la humanidad. Nos planteamos hoy cómo vivir mejor esta fiesta y cómo anunciarla a nuestros contemporáneos en un lenguaje actual. La fiesta de Navidad es vivida por muchos sin el sentido propio de la misma. Los cristianos hemos de recuperar el verdadero significado y transmitirlo adecuadamente. Los cambios culturales, tan rápidos en nuestro tiempo, requieren que prestemos constante atención para expresar las verdades de siempre con un lenguaje actual, entendible para nuestros contemporáneos; la verdad es la misma de siempre, pero la formulación puede ser diversa y actualizada. El lenguaje que usamos puede ser correcto, pero lo que expresa puede ser tal vez mal entendido y no responder al verdadero sentido del Evangelio. Intentando comunicar la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, puede que ofrezcamos una imagen falsa, que no responde a la verdad cristiana. Siendo fieles a una formulación de siempre, puede que no entreguemos el verdadero sentido; porque, como dice Juan Pablo II: “la expresión de la verdad puede ser multiforme, y la renovación de las formas de expresión se hace necesaria para transmitir al hombre de hoy el mensaje evangélico en su inmutable significado” (Ut unum sint [1995], 19). 2.- Queridos hermanos, ¿cómo podemos anunciar hoy la Buena Nueva a nuestra sociedad, que vive de espaldas a Dios? El ángel anunció a los pastores de Belén la buena noticia del Nacimiento del Salvador del mundo, el Hijo de Dios. Ellos eran personas sencillas, sin gran formación intelectual; pero acogieron el anuncio en su corazón y experimentaron la alegría de encontrarse con el Niño-Dios recién nacido. La carta a los Hebreos nos ha recordado que «en muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas» (Hb 1, 1). Dios habla adaptándose en cada época al lenguaje de sus interlocutores a través de sus enviados. Y «en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo» (Hb 1, 2). Como hemos escuchado en el Prólogo del evangelista Juan, «el Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre» (Jn 1, 9). Todo ser humano puede recibir la Luz de Dios, revelada en su Hijo Jesucristo; pero no todos la reciben, como remarca Juan: «Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1, 11). Los cristianos debemos ser aquellos que escuchan la Palabra verdadera y eterna, que es Jesucristo; que la acogen en su corazón y que la proclaman para que otros la puedan escuchar y acoger. 3.- Si estamos convencidos, por experiencia propia, de que el Evangelio es una inmensa riqueza y que posee una gran belleza, su anuncio será mejor acogido por todos; pero si no estamos convencidos de ello, no transmitiremos la verdad del Evangelio. Como dice el papa Francisco: “Nunca podremos convertir las enseñanzas de la Iglesia en algo fácilmente comprendido y felizmente valorado por todos. La fe siempre conserva un aspecto de cruz, alguna oscuridad que no le quita la firmeza de su adhesión. Hay cosas que sólo se comprenden y valoran desde esa adhesión que es hermana del amor, más allá de la claridad con que puedan percibirse las razones y argumentos” (Evangelii gaudium, 42). 4.- La fiesta de la Navidad, queridos hermanos, nos invita a alegrarnos por el nacimiento del Salvador y a compartir esta verdad eterna. No debemos poner el acento de la fiesta en formas externas de tradiciones, ni en devociones particulares, ni en vivencias sentimentales de la fe. “Tampoco podemos ignorar que en las últimas décadas se ha producido una ruptura en la transmisión generacional de la fe cristiana en el pueblo católico” (Ibid., 70). No se transmite la fe en muchas familias, ni se transmite en las instituciones sociales y mucho menos en los medios de comunicación y en la calle. Existe una falta de identificación general con la religión católica, por la que muchos padres ya no bautizan a sus hijos y no les enseñan a rezar, a causa de la influencia de los medios de comunicación, el subjetivismo relativista, el consumismo de mercado, la ausencia de una acogida cordial de nuestras instituciones, y la dificultad de recrear la adhesión a la fe (cf. Francisco, Ibid.). 5.- Nuestro mundo vive mucho de “relatos”. Una cosa es la historia, tal como sucede, y otra, muy distinta, es la forma de narrarla, inventando lo que no ha sucedido. Escuchamos muchos “relatos” manipulados, que se inventan y se propagan para conseguir objetivos de ganancia, de ideología, de intereses políticos, de falsificación de la historia. El cristiano tiene que llegar donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas y alcanzar los núcleos más profundos de la sociedad con la Palabra de Dios. Tenemos la hermosa misión de poner un poco de luz en nuestra sociedad; la Luz de Cristo. Y haciendo referencia a “relatos” y uso de “términos” os animo a utilizar las palabras que expresen la verdad de nuestra fe. Muchas veces me he referido a este tema en las Visitas pastorales. Escuchamos a menudo la expresión “Felices Fiestas”; pero, ¿a qué fiestas se refiere? Los cristianos celebramos la Navidad; nuestro saludo debe ser, pues, ¡Feliz Navidad! También debemos decir lo mismo referido al Domingo: ¡Buen Domingo!, en vez de “Buen “finde”. Los “relatos” no deben robarnos la verdad. Estas fiestas son La Navidad y no debemos confundirlas con cualquier fiesta. 6.- Hoy conviven variadas formas culturales, que ejercen a veces prácticas de segregación o rechazo. Al tiempo que ofrecen a los ciudadanos infinitas posibilidades, aparecen también numerosas dificultades para el pleno desarrollo de las personas (cf. Francisco, Evangelii gaudium, 70). La Iglesia está llamada a ser servidora en un difícil diálogo entre culturas, entre religiones, entre ideologías, entre estilos de vida distinta y entre luchas de poder. El profeta Isaías nos recuerda la belleza de los mensajeros, que anuncian la buena noticia, que proclaman la paz y pregonan la justicia (cf. Is 52, 7). Ésta es nuestra hermosa misión, queridos fieles, en esta sociedad paganizada, para que todas las naciones vean la salvación de nuestro Dios (cf. Is 52, 10); para que todos acojan con amor al Niño-Dios que nace en Belén. 7.- Anoche el Papa abrió en la Basílica Vaticana la Puerta Santa para iniciar el Año Jubilar 2025; y en estos próximos días abrirá otras puertas santas en las basílicas mayores; y también lo hará en un centro penitenciario. Nosotros, siguiendo la Bula del Santo Padre, iniciaremos el Año Jubilar en la Catedral el próximo domingo, día 29 de diciembre. ¡Que sea un año de esperanza, de profundización en la fe y de buen testimonio cristiano en nuestra sociedad! Pedimos a la Virgen María, Madre del Hijo de Dios y madre nuestra, que nos muestre a su Hijo-Dios y nos acompañe en nuestro testimonio de la verdad eterna. ¡Feliz Navidad! Amén. Más artículos de: Homilías Nochebuena 2024 (Catedral-Málaga)Coronación Canónica de la imagen de Ntra. Sra. del Carmen, patrona de Marbella. Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir