El misterio del Reino es tan sencillo como espectacular. ¿En qué cabeza cabría pensar que el Reino de Dios está dentro de nosotros? Está incoado. Late. Y emerge poco a poco gracias a que cada día damos un sí al Señor. En lo pequeño y en las empresas grandes. De ahí la importancia de valorar la presencia del sueño y deseo de Dios en nuestra vida. Y de poner alma, vida y corazón a la hora de llevarlo a término. Es necesario vivir en santidad. Y eso supone hacer presente el Reino de Dios en la tierra. El deseo de Dios. En definitiva, hacer presente a Dios en lo cotidiano: en la familia, en el trabajo, en las redes sociales, en la cultura, en las comunidades, en los barrios…