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María Pilar López: «Cuando me preguntan si volvería a tener a mi hijo con autismo mi respuesta siempre es sí»

Publicado: 08/04/2024: 10080

Jornada por la vida

María Pilar López, madre de un joven con autismo severo, sufre desde su embarazo hace 27 años una polineuropatía carencial que ha derivado en una discapacidad del 65 por ciento y afirma que «si no hubiera tenido un niño con autismo no hubiera sabido valorar la vida, con todo lo que hay que pasar».

A los pocos meses de quedarse embarazada empezó a no sentir las piernas, cuenta que «los médicos no sabían lo que me pasaba, creían que era cáncer medular, pero más tarde se vio que padecía polineuropatía carencial. Di a luz medio paralizada y un año después mi hijo empezó a darse cabezazos, entonces supe que algo le pasaba, era autismo». María Pilar sufre desde entonces, una discapacidad del 65 por ciento y se define como una persona sencilla, humilde, pero sobre todo como madre de Quique, su hijo con autismo severo.

A sus 67 años, Pilar asegura que su vida no ha sido nada fácil y aún así, agradece diariamente al Señor diciendo: «Creí que me iba a morir antes, que iba a ir contigo antes, porque me he visto tan malita, tan mal, que te doy gracias todos los días, por un día más».

Desde que nació Quique hace 27 años con un 99 por ciento de discapacidad por autismo, la vida de Pilar cobró un nuevo sentido: «es una vida cronometrada, llevada al milímetro, pero si hubiera tenido un niño sin autismo o sin discapacidad, no hubiera sabido valorar la vida, con todo lo que hay que pasar. Tener a mi Quique me ha enseñado mucho porque gracias a él he tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente contando mi historia».

Tras un largo camino consiguió que su hijo fuese atendido en una residencia fuera de la ciudad, asegura: «Lo que yo he conseguido para mi hijo lo he conseguido por mis esfuerzos. A día de hoy, lo tengo en una residencia y ya me puedo morir tranquila sabiendo que va a estar cuidado. Pero me ha costado mucho, años y años; he llorado para llegar a que me den una plaza y aún así, no lo tengo en Málaga, que es donde quisiera tenerlo, porque sé que el día de mañana no voy a poder seguir yendo a verle a Granada».

Aun así, cuenta que la fe ha jugado un papel esencial en sus vidas, dándoles fuerza en los momentos más complicados, ella asegura que «si no tienes fe, no tienes nada. Mi hijo tiene una conducta hiperactiva desde pequeño, más de una vez, se ha escapado o se ha tirado al suelo dándose cabezazos contra los bordillos y he tenido que llamar a la policía o a quien sea para que viniese a ayudarme. Por eso la fe ha sido importante para mí. Cuántas veces en mi vida he mirado al cielo en aquella situación esperando que venga un policía, esperando que alguien pasara por mi lado. Cuántas veces he mirado al cielo pidiendo al Señor un milagrito y confiando en Él. La fe me ha ayudado y me sigue ayudando».

Asegura que para ella la maternidad lo es todo, como una misión encomendada por Dios, dedicada a su hijo y a inspirar a los demás: «Mi hijo es lo más importante y son muchos los que me preguntan si volvería a tener a mi Quique, mi respuesta es siempre la misma: sí. Son personas llenas de vida, es algo precioso, y aunque complicado, no renunciaría nunca a ser madre de mi niño».

Victoria de Torre
 

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