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¿Qué significa para ti terminar este etapa de estudio?

Una alegría porque comencé con mucha ilusión y entusiasmo pero, a medida que iban avanzando las asignaturas, iba viendo cómo se me complicaba el trabajo y llegaban las  dificultades. Al final, estaba un poco desanimada por verme con el tiempo justo y no poder atender como yo quisiera algunas asignaturas que me suponían mucho trabajo y esfuerzo. Pero, de verdad que ahora puedo decir que estoy feliz y encantada por todo este recorrido que he hecho. 

¿Cómo fue que comenzaste los estudios en Teología? 

Cuando me enviaron a la comunidad que tenemos en la Palmilla, las hermanas me preguntaron si veía que estudiara la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA) para poder dar clases de Religión en el Colegio que tenemos en esta barriada. Como no soy profesora, estuvimos viendo los distintos caminos que podía seguir, uno era estudiar Magisterio pero también cabía la posibilidad de estudiar Ciencias Religiosas y elegimos esa opción pues yo ya había cursado algunas asignaturas, como oyente, en Madrid, y me llamaba más la atención cursar estudios teológicos que me ayudaran también en mi vida, mi fe personal y en la labor pastoral que vengo realizando aquí y que realizaré donde quiera que me destinen.

Desde tu experiencia, ¿recomiendas cursar Ciencias Religiosas?

Sí, porque es una formación personal en la que realmente se van consolidando muchos aspectos de nuestra fe y nuestra formación cristiana. Lo recomiendo porque, en estas clases no se trata sólo de escuchar lo que nos cuenten, sino de dedicar tiempo a profundizar en lo escuchado. Una de las cosas que más recuerdo de los profesores es que nos dice que la Teología es oración. Entonces, nuestra oración realmente se va a ir consolidando, y también configurando con quien seguimos: Jesús.