Qué bellas palabras para un cristiano que entra en la vida eterna, que estrena un año, que comienza un día o se va a dormir. ¡Señor, te amo! ¡Qué hermosa jaculatoria! ¡Qué expresión más bonita surge del corazón de un magno teólogo! ¡Qué importante es la simplicidad y la contundencia cuando habla el corazón! Cuando habla el corazón que calle el mundo. La vida y pensamiento de Joseph Ratzinger han sido un regalo para el siglo XX. Pronto veremos cómo su figura será verdaderamente dimensionada, por fin alejada de la manipulación mediática que sufrió desde su elección.