NoticiaTodos los Santos y Difuntos La fiesta de quienes ahora viven la vida eterna Publicado: 28/10/2022: 1781 Santos y Difuntos El tradicional puente de Todos los Santos es una oportunidad para reflexionar sobre el sentido cristiano de la muerte que, como nos recuerda el catecismo, tiene un sentido positivo pues nos abre la puerta a una vida nueva. El papa Francisco durante la Solemnidad de Todos los Santos hace justo un año preguntaba «¿somos cristianos alegres? ¿Transmitimos alegría o somos personas aburridas y tristes con cara de funeral?» porque «¡no hay santidad sin alegría!». La alegría del cristiano, escenificaba el Pontífice, «no es la emoción de un momento o simple optimismo humano», sino «la certeza de poder afrontar cada situación bajo la mirada amorosa de Dios, con la valentía y la fuerza que proceden de Él». Un año más, a comienzos de noviembre, se suceden las Misas y los responsos en los cementerios de toda la Diócesis Málaga. En los pueblos del valle del Genal coincide con la cosecha de la castaña, momento para la Acción de Gracias a Dios por los frutos del trabajo de todo el año. Juan Manuel Caracuel, párroco de Algatocín, Benalauría, Genalguacil y Jubrique explica las celebraciones que preparan para estos días: «comenzarán el 31 de octubre, víspera del día de Todos los Santos, para así compaginar la Misa en los cuatro pueblos y, el día 2 de noviembre, celebraré responsos en los cuatro cementerios. Estos pueblos tienen por costumbre, como muchos otros de nuestro país, que el responso del día de los difuntos sea en el camposanto» explica Caracuel. Pero, además, se da la circunstancia, afirma este joven sacerdote recién ordenado, que en Algatocín el 1 de noviembre «se celebra “el tostón” y, en la plaza del pueblo, reparten castañas y anís. Es la fiesta de la recogida de la cosecha, que se celebra en numerosos pueblos del Valle del Genal. Una recogida, que comienza en agosto y a la que acude toda la familia, incluidas personas mayores y niños. En cada etapa se recolecta un tipo de castaña, como la castaña pilonga, que es la que conocemos, y es la última. En todas estas localidades la vida de la gente y el año lo marca la castaña y, por ello, este año me gustaría hacer una celebración de Acción de Gracias por la cosecha». Casi todos los pueblos de la zona, conocida como el Bosque del Cobre, celebran tostones estos días. Unos bosques llenos de castaños, cuyas hojas este año por primera vez, han sustituido a la tradicional petalada que se le hace al patrón de Jubrique, san Francisco de Asís junto a Nra. Sra. del Rosario, cada 4 de octubre. Unos días que tienen un olor muy especial ya que, junto a las flores que se llevan a los cementerios, huele al azúcar de los dulces típicos de la época, los huesos de santo, los buñuelos o los borrachuelos, que tradicionalmente se elaboraban en las casas. Y es que, estos días son para celebrar, como explica el profesor de los centros teológicos de la Diócesis de Málaga, Alfonso Crespo, «en ambas fiestas celebramos a personas que han estado entre nosotros y que ahora participan en la vida eterna. Son fiestas muy populares hasta el punto de que el mes de noviembre es llamado “el Mes de las Ánimas”. Al unir estas dos fiestas ha terminado primando el sentido de la muerte. Podemos decir que los difuntos han podido con los santos. Sin embargo, el centro de esta celebración es la vida: es un tiempo propicio para rezar por los difuntos y para reflexionar sobre el sentido de la muerte y de la vida, a la luz de la Resurrección de Cristo». Por su parte, el párroco de Cartajima, Igualeja, Pujerra y Parauta, Andrés Conde, explica que «el día 29 de octubre comienzan las fiestas de la Virgen de Fátima y la Feria de la Castaña en Pujerra, con degustación de tostones de castañas, dulces típicos del pueblo y rosquillas. Y el día 30 por la mañana, tenemos la festividad de la Virgen de Fátima: a las 11 de la mañana celebramos la Misa y a las 12.00 horas sale la procesión para recorrer las calles del pueblo. Por la tarde, tenemos la verbena, las degustaciones, etc. El 31 se suspenden las celebraciones para prepararnos para los días de los Santos y de los Difuntos. Celebramos la Eucaristía y, después, vamos al cementerio a rezar y bendecir el camposanto».