Justino María Russolillo nació el 18 de enero de 1891 en Nápoles. Sintió pronto la vocación, ingresando en el Seminario con tan solo 10 años. La falta de recursos económicos de su familia estuvo a punto de truncar su llamada a ser sacerdote, por lo que, tras ordenarse, prometió fundar una congregación para ayudar a chicos que tuvieran vocación y no contaran con medios. De esta inspiración, nacieron los vocacionistas (sacerdotes y religiosas) y el Instituto Secular de Apóstoles Vocacionistas de Santificación Universal.

Párroco en su localidad natal desde 1920 hasta su muerte en 1955, vivía con mucha intensidad la liturgia y era habitual verlo derramando lágrimas durante la celebración de la Eucaristía.

Como señaló el Obispo de Málaga en su homilía con motivo de la Misa de Acción de Gracias por su canonización: «Justino nos dejó un gran legado en la fundación de los “Vocacionistas”, que perpetúan su carisma fundacional, y también a través de sus oraciones y escritos organizados en la “Ópera Omnia”, mostrándonos como verdadero místico y contemplativo el camino de unión con Dios a través de la santificación de cada acto y de cada momento de la vida».

El de Antequera es el primer convento vocacionista en España

Desde octubre de 2021, Antequera es la sede de la primera fundación en España de la obra de san Justino María Rusolillo: la Sociedad de las Divinas Vocaciones. Los vocacionistas sirven en la parroquia de El Salvador de Antequera y ocupan ahora el convento que fue de los Capuchinos, tras su marcha. La comunidad es multicultural. La componen de forma permanente el P. Conrado, de Colombia, párroco y superior de la comunidad, y dos hermanos recién ordenados, Elvianus y Antonius, naturales de Indonesia. El P. Salvatore Musella, italiano, enviado en nombre del gobierno de la congregación, tiene también Antequera como base, aunque desde allí viaja por todo el mundo pues es el responsable de formación de los vocacionistas a nivel internacional.

Lee aquí la entrevista con el P. Salvatore Musella.